La prostitución no es "un fenómeno", "un problema" o "un debate". La prostitución son proxenetas y puteros que explotan y demandan. La prostitución, son, sobre todo y ante todo, éllas. Mujeres de origen migrante, cuyas circunstancias no podemos ni debemos olvidar en ningún momento.Ellas son mujeres que viven en el club y deben pagar cada día la "plaza" aunque no tengan ingresos, ellas son mujeres cuya deuda se ve aumentada cada día que no puedan pagarla, ellas son mujeres con menores a cargo a los cuales tienen que alimentar y darles un sitio donde vivir, ellas son mujeres con una familia en su país de origen que no saben en qué "trabajan" realmente y les piden dinero cada mes, ellas son mujeres sin redes familiares cercanas que les apoyen, ellas son mujeres a las que el sistema no les permite tener un permiso de trabajo, ellas son mujeres que cada día del año, sin covid o con covid, arriesgan su salud por prácticas sexuales sin protección, por consumo obligado de drogas y alcohol, por consumo de ansiolíticos para contrarrestar el consumo de drogas, por aguantar violencia cada día, por ser estigmatizadas por toda la sociedad, por vivir con el miedo de una redada de la policía y una expulsión, por…

A esas aproximadamente 700 mujeres que son prostituidas en Navarra cada año, las podemos encontrar en los 14 clubs que hay actualmente abiertos, en decenas de pisos, o en la calle. Hace pocos años, había abiertos más de 20 clubs; pero han ido cerrando en favor de los pisos. Son más "discretos": menos visibles para la policía y para la sociedad, y "mejores" para los puteros, porque trabajan 24 horas y el control es menor.

Que un 95% de estas mujeres sea de origen extranjero (migrante) no es una casualidad. Este dato refleja que la prostitución se aprovecha de mujeres pobres, en muchas ocasiones provenientes de entornos familiares o sociales violentos y/o con cargas familiares. Mujeres buscando una oportunidad para vivir una vida mejor y que, mediante el engaño, las promesas falsas de dinero fácil y rápido o la pura necesidad de comer... han acabado en la prostitución.

Prostitución y mujer migrante son realidades indisociables que nos hablan de explotación, violencia, vulnerabilidad e "irregularidad". Cualquier medida que les afecte, directa o indirectamente, hay que estudiarla con el foco y la mirada puestos en ellas.

Desde las instituciones, debemos abordar las políticas públicas con su mirada, conociendo bien su realidad, teniendo organizado el apoyo, gestionando los recursos necesarios, ofreciendo alternativas integrales, respetando sus procesos personales, regularizando su situación administrativa, reconociendo su condición de víctima de violencia machista, y detectando y protegiendo a las víctimas de trata.

Empecemos por ahí: por fortalecer un sistema público que, de manera integral, aborde la situación de todas y cada una de estas mujeres. Construyamos un sistema basado en la atención a la mujer, que acoja y acompañe.

Todo lo demás, por muy bienintencionado que sea, puede agravar más aún la situación que padecen estas mujeres.

*La autora es directora general de Políticas Migratorias del Gobierno de Navarra