Vivo en el Segundo Ensanche, frente al colegio concertado Vedruna, perteneciente a una red con 22 colegios repartidos por España bajo las siglas FEC (Fundación Educativa Católica). Cada verano, sorprendentemente, hacen obras de reforma, en un caso, hace ya unos años, fue algo espectacular: construyeron hacia abajo como 3 o 4 pisos. Yo siempre pienso, ¿de dónde sacan el dinero para tanta reforma? En mi instituto público el dinero llega con cuenta gotas, parece que no hay presupuesto…Es sabido que en los barrios nos enteramos de todo, no oficial, pero sí oficiosamente. En los últimos días me han contado, creo que de fuentes fidedignas, que sus planes para el curso que comienza en breve es utilizar las aulas del abandonado colegio Santa María la Real (Hermanos Maristas), para repartir a sus estudiantes y garantizar las medidas de distancia recomendadas por la consejería de Sanidad. Supongo que ello implica la contratación de nuevo profesorado, porque si dividen al alumnado me imagino que las y los profes no se van a partir por la mitad. En la web de FEC Vedruna Pamplona, a día de hoy, no aparece nada de lo que estoy contando, y en su sección de noticias se incluye un Plan de Contingencia para el curso 2020-21 fechado el 22 de junio del presente año, nada más al respecto a partir de ese día. Los Maristas, por su parte, hace tiempo que dejaron la manzana entera que tienen en este barrio para construir un megacolegio, por supuesto concertado, en Sarriguren. Los institutos públicos de secundaria, como es sabido, comienzan el curso presencialmente con un máximo de 30 estudiantes en ESO y 33 en bachillerato. Las ratios de siempre. En el IES Navarro Villoslada, al que pertenezco, tenemos generalmente, y en las asignaturas comunes como la mía, las clases a tope, he llegado a impartir a 31 alumnas/os en ESO y a 34 en bachillerato. Es uno de los centros más demandados de Pamplona, y físicamente no hay lugar para desdobles ni distancias de seguridad ni nada parecido. Comenzarán las clases con la juventud encerrada, o bloqueada, confiando de manera temeraria, en mi opinión, en que van a aguantar seis horas seguidas sin sacar la nariz de la mascarilla.Estoy convencida de que la operación del Vedruna es cierta, aunque no puedo demostrarlo porque se caracterizan por su opacidad. ¿Qué es ésto? ¿Nos están tomando el pelo? Pagamos con nuestros impuestos el mayor coste de un colegio, su profesorado, y para colmo utilizan artimañas para no admitir a “inmigrantes”: el colegio Vedruna tiene como norma no admitir a ningún estudiante que no haya tenido familiares exalumnas/os. Si yo tuviera el mando del Gobierno, confiscaría de inmediato el abandonado colegio Santa María la Real y lo pondría al servicio de los institutos públicos.Para finalizar, ¿es posible que la autoridad competente investigue si es cierta la estrategia de FEC Vedruna? Podría ser que no lo fuera, a pesar de mi pleno convencimiento.
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