ualquier día me dicen que beber matarratas es bueno para la flora intestinal. Leo al Consejero de Ordenación del Territorio, Vivienda y varias cosas más, José Mari Aierdi, decir que los 9.000 m2 cuadrados comerciales que van a quedar en la parcela de la antigua Super Ser avenida de Zaragoza abajo -antes había 30.000 previstos- "no solo no contradice al pequeño comercio, sino que puede llegar a beneficiarlo, porque supone una riqueza de usos de servicios, contribuye a la regeneración de una zona y un suelo urbano en desuso". Eso al comerciante de Azpilagaña, al de la Milagrosa, al de la propia Santa Marta, al de Iturrama o a los pocos que se han animado en Lezkairu les va a ir de miedo. Esos 9.000 metros, los que se van a endilgar en la Meca y los que están proyectados entre la avenida Zaragoza y la calle Sadar -apenas 1.000 metros encima de lo de Super Ser- al pequeño comercio le va de cojones. Vamos, es que se ve. Tú coges el pequeño comercio de los barrios de Pamplona desde 1990 y lo comparas con el de ahora, cientos de miles de metros cuadrados de grandes superficies comerciales después, y ves lo bien que le ha ido. Es pura ciencia. Le ha ido de la hostia. Les ha ido tan bien pero tan bien que se han hartado todos de ganar pasta y han bajado la persiana la mitad. Y como les sobra la pasta ni vender o alquilar quieren las bajeras. Es que esto se ve. Con andar por la ciudad un rato se ve. Lo que no sé es cómo no implantan más superficies comerciales, la verdad, visto el efecto glorioso que producen. Se puede entender que Aierdi diga que mejor 9.000 que 30.000 y que mejor 30.000 que 300.000. Pero no puedes decir jamás eso que dice. Hay que legislar de una vez el porcentaje de metros de grandes superficies por habitante que son admisibles en una comunidad en relación al pequeño y mediano comercio. Esta ciudad ya es un cementerio de bajeras. Y esta comunidad más.