ánchez movió pieza el martes sobre Catalunya con una declaración nada críptica sobre la conveniencia de los indultos a los condenados por el procés y su clara apuesta por mirar hacia adelante y hallar espacios de reencuentro y diálogo. Ayer subió su apuesta al ascender al ministro Salvador Illa -la voz tranquila durante la pandemia- como candidato a presidir la Generalitat en detrimento de Miquel Iceta, político de prestigio pero quemado por sus resultados y su adscripción a la vieja guardia socialista. Las encuestas internas habrían precipitado el cambio, decidido en pleno techo de la segunda ola de la pandemia pero mantenido en secreto para evitar polémicas y al ministro de Sanidad ser el blanco de los dardos oportunistas de la oposición y distraerle de su gestión. Queda por decidir cuándo dejará el gabinete y cómo será el relevo, que incluiría a Iceta como ministro de Política Territorial y a Carolina Darias, su actual titular, para Sanidad. De la lucha contra el virus a jugar un papel protagonistas en Catalunya, donde aspira a cosechar los votos de un Ciudadanos en proceso de descomposición y del nacionalismo moderado. La clave está ahora en si Sánchez, con los Presupuestos aprobados y una estabilidad parlamentaria más que suficiente, realizará una remodelación de Gobierno más amplia para reajustar el equilibrio político con su socio de izquierdas.