ajoy lleva camino de convertirse en el señor ese del que usted me habla que tan bien identificó él mismo al referirse a cualquiera de los cientos de cargos del PP implicados en cualquiera de las decenas de casos de corrupción que llevan décadas salpicando a este partido. Rajoy ha sido también durante unos años ese M. Rajoy al que el juez de turno le resultó imposible identificar ante la hilaridad y la indignación pública. Ha tenido que llegar el ex tesorero del PP Luis Bárcenas para aclarar definitivamente que M. Rajoy era simplemente Mariano Rajoy. Muy berlanguiano todo. Y Bárcenas es el mismo Bárcenas al que hace ya más de 10 años, cuando saltaron a la opinión pública las primeras informaciones de la trama Gürtel, el propio Rajoy le envió un sms animándole a ser fuerte. Luis, sé fuerte. Parece que a Luis se le ha acabado la fuerza y ha decidido tirar de la manta y largar lo que sabe sobre la Caja B del PP como estrategia de defensa y como venganza por el encarcelamiento de su mujer. Este caso es solo uno de los cinco que tiene pendiente el PP por corrupción a lo largo de este 2021. Ahora, Bárcenas sitúa a la justicia ante el espejo de sus palabras y de la documentación y pruebas que aún se guarda y que, según afirma, evidencia que el PP lleva al menos 20 años financiándose ilegalmente y destruyendo papeles y pruebas judiciales. De hecho, en los comienzos de Gürtel, tras ser despedido en diferido del PP, se destruyeron documentos en Génova y se rompió a martillazos el disco duro de su ordenador. El resultado llegará con el juicio, pero el ex tesorero habla sin tapujos -y se supone que con conocimiento-, de sobornos, financiación ilegal, pagos en b y contrataciones públicas amañadas. Un sistema de corrupción que lleva anidando en la política de la Villa y Corte desde hace al menos dos siglos. Un intercambio de favores y de salchuchos entre políticos, elites, empresarios, grandes fortunas, entidades financieras... en los que sistemáticamente se asaltan los bienes públicos para favorecer intereses privados y engordar bolsillos de afines y amiguetes. De nuevo, aparecen en escena empresarios que ya estuvieron imputados en 2013, pero que se libraron entonces gracias a las maniobras judiciales del PP. Rajoy, como Aznar, ha estado presente en la alta dirección del partido en todos y cada uno de los casos de corrupción que ha protagonizado el PP. Un gigantesco entramado de hipocresía, cinismo y mentiras. Casado trata inútilmente de alejarse de Rajoy ahora, pese a que su historial político se reduce a deambular por los pasillos de la sede de Génova, donde se apañaban estas tramas. No ha hecho otra cosa. También Del Burgo, otro de los señalados por Bárcenas por el cobro de sobresueldos, insiste en una versión que le puede servir judicialmente, pero que no le evita la responsabilidad política de haber participado en esos hechos. Es difícil creer que Del Burgo desconociera el origen de ese dinero. Todo ese lastre de corrupción, desfachatez y falta de ética forma parte de la alianza que lidera Esparza en Navarra Suma. Esparza y UPN han aplaudido, apoyado y rendido pleitesía a Rajoy y Aznar y al PP durante años. Refugiarse en el estruendoso silencio actual, no sirve de nada para la ya muy desgastada credibilidad política de Navarra Suma. Aunque quizá ese silencio sea menos clamoroso que la fuerza política de la pésima foto que le queda al PSN de Esporrín en Iruña.