Las trabajadoras y trabajadores del sector de restauración colectiva han recibido con estupor la decisión que ha tomado el Gobierno de Navarra sobre la aplicación de la jornada continua al comienzo del curso escolar 2021-2022, dejando en el aire la jornada que se deberá aplicar a partir de octubre o en todo caso a partir de enero de 2022.¿En qué situación se van a encontrar los cientos de personas con contrato fijo o fijo discontinuo que en este curso no han sido llamadas, debido a la disminución de comensales, por la aplicación de la jornada continua en todos los centros escolares?Si todas estas personas dejan de estar amparadas por el paraguas de los ERTE y las ayudas a los fijos discontinuos, las empresas se verán abocadas a despedir a todas las que durante este curso no se han incorporado a su puesto de trabajo.La mayoría de las personas que integran las plantillas son mujeres. Queda muy bien hablar y defender que hay que acabar con las desigualdades existentes en el ámbito laboral entre hombres y mujeres. Pero a la hora de la verdad, vemos que se arrincona este objetivo, siendo de nuevo las mujeres las que ven mermados sus derechos, en este caso: el derecho al trabajo.Además, la jornada continua dificulta la conciliación de la vida laboral y familiar de muchos padres y madres. De nuevo mayoritariamente son mujeres las que se ven obligadas a reducir su jornada laboral, con el consiguiente perjuicio económico.Navarra es la única comunidad que deja abierta la posibilidad de seguir con la jornada continua en todos los centros escolares.Para nuestro sector es inasumible un nuevo curso con esta jornada. Tampoco podemos estar a la espera de que se adopten otras medidas en función de no se sabe qué. Nos parece inaceptable que se nos utilice como piezas de ajuste o de desecho en función de decisiones políticas más que discutibles.

*El autor es responsable del sector de restauración colectiva de la UGT