emos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual", cantaba con alborozo un nutrido grupo de jóvenes en una estrecha callejuela de Conil. La localidad gaditana acumula más de 1.000 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días, una de las cifras más alta de Andalucía. Han exportado casos a casi toda la península como si fuera atún de almadraba. Queda claro que, a esa gente despreocupada, el resultado que pudiera provocar su embriaguez alcohólica e intelectual les daba igual. Como a los centenares reunidos en la noche del martes al miércoles a cobijo del puente del Vergel, aún sabiendo las restriccionees imperantes y la prohibición que pesa para beber en la calle, o precisamente por saberlo, por poner su propio egoísmo por encima del bien común. Pero entiendo que les aburra que gente como yo les suelte una homilía. Carpe diem y para ti los datos diarios y su análisis, responderán. Las gentes que cantan y bailan sin control en Conil o en Pamplona, como en otros lugares, en realidad se sienten invulnerables, ellos ya están vacunados contra la responsabilidad. A esa edad ¿quién no se siente inmortal? No son todos, por supuesto, pero han sido ellos los que han desencadenado esta quinta ola. Y aún queda verano.