Kaixo, Ibiricu. ¿Qué tal estás? Espero que bien. El día de tu funeral tu amigo Pascual (¡sí! ¡ese que te gritaba cuando jugábamos al mus en la peña!) me pidió que escribiera una carta en honor a ti. Así que voy a cumplir su encargo. ¡Ojalá no tendría que escribir ninguna!¡Qué a gusto lo pasábamos jugando al mus en la peña! ¡Tu amigo Pascual ya no te gritará más!Cuando le di el pésame a tu mujer Conchi, le dije: "Se nos ha ido un amigo". Y ella me contestó: "Ya tienes razón, no tenía enemigos". La vida no es justa, Ibiricu. Ya lo creo que no es justa. Recuerdo cuando ibas al Taurino a tomar un pote. ¡Cómo nos reíamos contando nuestras peripecias! También me acuerdo cuando ibas a los toros con tu hijo Joaquín y con el gritón de Pascual. Un día tu hijo me dijo: "¡Qué guerra nos da mi padre!".Que sepas que hemos organizado un campeonato de mus relámpago en La Única en tu honor. A ver si tu hijo Joaquín se anima a jugar y si le toca jugar con tu amigo Pascual que le diga: "Al compañero no hay que gritarle".Bueno, Ibiricu, recibe un abrazo muy fuerte y, ya sabes: ¡Órdago! y ¡no hay mus! Agur, amigo! Beti arte!