reo que fue justo al día siguiente de la declaración del primer Estado de Alarma, en marzo de 2020, cuando el Gobierno Central insertó una campaña de publicidad en prácticamente toda la prensa local y nacional con el lema, Este virus lo paramos unidos. A ese mensaje siguieron otros muchos, enfocados a apelar a la necesaria unión y solidaridad entre la sociedad para tratar de poner freno entre todos y todas a un virus que si algo nos ha enseñado es lo poco que sabemos y lo frágiles que somos. Por eso me sorprende cómo la gente habla y lanza mensajes como si fueran epidemiólogos o científicos, en lugar de ser cautos a la hora de creer que estás en lo cierto mientras nadas en la incertidumbre. La pandemia no nos ha dado tregua desde ese marzo de 2020 y lejos de unirnos, nos ha ido separando. Y en esa distancia social que tanto se nos ha impuesto nos hemos ido quedando como individuos aislados, encerrados en nuestra propia verdad, sin ser del todo capaces de seguir buscando nuevas respuestas cuando te dan las preguntas que ya creías sabidas. Desde aquel mensaje esperanzador a hoy ha llovido mucho y hemos pasado momentos muy duros. No creo que se trate ahora de reflexionar sobre si somos mejores o peores que entonces, habrá de todo, lo que sí me parece esencial es mantener una cierta unión como sociedad frente a un virus que amenaza y dispara cada vez que nos convertimos en presa fácil. Por eso no creo que éste sea momento de dividir a la sociedad entre buenos y malos, vacunados o no vacunados. Es un sendero peligroso en el que todos perdemos menos el virus. Todos y todas tenemos que poner de nuestra parte, cuidar nuestra salud y la de las personas que nos importan. Protegernos y proteger al de al lado y cada cual sabrá qué parte le toca en función de la decisión individual que haya adoptado. La salud es mucho más que una vacuna, un medicamento, una PCR o una cita presencial, la salud empieza en nuestro modo de vida, es escuchar el cuerpo y la mente, es conocernos para saber realmente cuándo enfermamos, o cuándo estamos poniendo en riesgo la salud de otros con nuestra actitud. Y en este momento es aceptar con responsabilidad que solo si mantenemos ciertas medidas, el virus acabará entendiendo que este no es su sitio. La salud de las personas compete a cada una de ellas, pero cuando está en juego la salud general, las competencias nos trascienden. No sé por qué parece que gran parte de la sociedad prefiere que le regulen, le limiten y le prohiban para entonces obedecer y criticar en lugar de actuar con responsabilidad individual haciendo lo que a estas alturas ya sabemos que hay que hacer.

La salud es mucho más que una vacuna, un medicamento, una PCR o una cita presencial; la salud empieza en nuestro modo de vida, es algo individual con trascendencia social