upongo que al inicio del camino de los objetivos para el nuevo año habrá que darle un periodo razonable de validez, porque no es lo mismo meterse en faena en enero que en marzo o hacerse el remolón y llegar a julio. Me ha anunciado un amigo que entre los propósitos para 2022 está meterse a fondo con el trastero y ordenarlo. De todos es sabido que es imposible que puedan ir en la misma frase trastero y orden, pero no hay que desencantar al chaval, que peina canas, y ha descargado un mundo en unos metros cuadrados ridículos. Me ha comentado el colega que tiene un verdadero nudo emocional porque se quiere deshacer de un montón de colecciones, que ahora considera de gusto cuestionable, que inició durante mucho tiempo, precisamente casi a cada inicio de año. Antes era tendencia que junto a los propósitos individuales que se aplicaba cada uno -los de Pepe Colubi para este año son: aprender a fumar. Perder inglés. Dedicarle más tiempo a mi peso. Dejar a mi familia-, aparecían otros inducidos por campañas de publicidad de todos los medios que proponían el inicio de colecciones de cualquier cosa. En las segundas semanas de enero, más o menos, se anunciaba coleccionables de, a saber: fósiles, piedras preciosas -tal cual-, coches de carrera, muñecas, cursos de inglés, alemán, francés, ganchillo, bricolage, cascos de Star Wars, DVDs de Dragon Ball, partes del cuerpo humano, miniaturas de intrumentos musicales, animales salvajes y, por supuesto, ejemplares numerados de los grandes autores de la literatura universal, española, clásica, mitos y creencias, aventuras de Tom y Jerry, Tintín, y también figuras de animales prehistóricos, dedales, recetas de cocina, héroes Marvel, joyas de la ópera y más. Colecciones que a veces te las empezaban, porque eras un crío, y te las terminaban sin mayor emoción en ti. Colecciones propias que se inician con ganas, pero que pierden brillo conforme se eternizan.

Supongo que lo de coleccionar, además del interés, tendrá que ver con empezar y terminar algo, con curiosear, entrenar el orden. “Diógenes quizás fue el primer gran coleccionista”, me dice mi amigo, que ha decidido no mirar el trastero y aplazar el propósito. Adora sus figuras de gatitos, que suman decenas.

Habrá que darle un periodo de validez al inicio de los propósitos para el nuevo año, no es lo mismo colocarse un reto en enero que aplazarlo a julio