acen falta inversiones pero también ideas y, lo más importane, saber implicar a la población ante problemas como la despoblación. Pueblos que requieren de un esfuerzo multidisciplinar y el cruce de diferentes estrategias público-privadas. Planes de envejecimiento activo, promover la rehabilitación de viviendas en ruina, diseñar una formación profesional adaptada a las necesidades económicas y de producción del territorio rural, concentrar servicios en cabeceras de comarca, asesoramiento online, cobertura digital, incentivar a inversores privados para potenciar el desarrollo rural y una discriminación positiva en materia fiscal para aquellos emprendedores que decidan arraigarse en territorios rurales despoblados: es decir, de manera controlada y transitoria, modificar las leyes fiscales para incentivar a los que están y a aquellos negocios que sean decisivos para fomentar la "cohesión, poblamiento y dinamismo productivo". Por cierto, una discriminación positiva que vienen pidiendo desde años los pueblos que más sufren el éxodo rural. El Gobierno foral acaba de presentar 71 propuestas elaboradas por un equipo de expertos (50 hombres y 50 mujeres) que incluyen la perspectiva rural en materias como envejecimiento activo, vivienda, formación profesional o emprendimiento. Iniciativas encaminadas a mejorar el desarrollo rural de los pueblos en una comunidad donde uno de cada cuatro municipios se encuentra actualmente en riesgo extremo de despoblación, 77 sobre los 272 totales. Las comarcas más afectadas son Pirineo, Prepirineo, Sangüesa, Zona Media, Tierra Estella y Larraun-Leitzaldea. Las nuevas propuestas serán debatidas en la Comisión Interdepartamental de Lucha contra la Despoblación y la idea es que cristalicen en una Ley sobre Despoblación. El denominado 'Rural Proofing' surge al amparo de procesos similares que se han iniciado en países con graves desequilibrios territoriales como Reino Unido, Finlandia, Suecia, Canadá, Australia o Nueva Zelanda. El Gobierno foral ya ha dado pasos en la lucha contra la despoblación con el apoyo a iniciativas de emprendimiento en Sangüesa, Allo, Falces y Valle de Aragón, el impulso a un Erasmus rural en la UPNA, los cuatro millones en 2021 en carreteras, los cinco que se concedieron en 2020 para inversiones en municipios de menos de 10.000 habitantes o la línea de ayudas de 2021 con 2,1 millones para mejora de espacios en 30 localidades en riesgo de despoblación. Todo hace falta y queda mucho por hacer para revertir la situación.