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Una gran enfermera

Esta es la historia de una gran enfermera. Ella acude a trabajar, como todos los días, a las 7:45 horas de la mañana a su centro de salud. Llega a la consulta, abre su agenda, llena desde las 8:00 hasta las 14:00 horas con algunos huecos para las atenciones urgentes del día. Las consultas pueden ser presenciales y telefónicas, la enfermera piensa y organiza cómo alternar estas citas.Se pone en marcha con el primer paciente y realiza una cura. Tras él viene otro para una inyección, el siguiente para quitar unos tapones de los oídos y así sucesivamente hasta que a las 10:30 horas tiene tiempo para atender las citas telefónicas. Estos pacientes aguardan en sus domicilios nuestra llamada para controlar tensiones, azúcar, medicación, curas crónicas y demás cuidados sanitarios.De repente le llaman a la puerta bruscamente, dando varios golpes seguidos. La enfermera se sorprende, ya que el siguiente paciente citado no suele tocar la puerta de esta forma. Abre y se encuentra con otra paciente histérica, malhumorada y gritando: “¡Quiero que me atiendas ya! ¡No aguanto más con los tapones en los oídos! En Admisión me han dicho que no tenías hueco, pero aquí fuera no hay nadie. ¡No estás haciendo nada! ¡La gente que llamáis no es tan urgente como lo mío! ¡Qué vergüenza! ¡Voy a poner una queja!”, y se marcha. La enfermera no da crédito, tampoco se extraña, desde que empezó a trabajar en el centro de salud una vez a la semana tiene que lidiar con estos problemas.Ella llama a Admisión y le programa cita para el día siguiente, aunque la agenda estuviera completa. Solo quiere que sus pacientes estén bien atendidos, contentos y agradecidos por sus cuidados. Después continúa atendiendo, pero sin la misma energía que tenía al principio del día y sin las mismas ganas. Hasta que llega el final de la jornada y se va a su casa.Al día siguiente, vuelve con toda la energía del mundo y con una sonrisa en la cara para poder alegrar lo máximo posible a sus pacientes, aunque tenga que pasar por estas situaciones lo que más valora es la atención al paciente desde el amor.Con esta historia lo que quiero transmitir a la población es paciencia, por favor, nosotras también estamos saturadas y agobiadas. Necesitamos colaboración y entendimiento por vuestra parte, hacemos absolutamente todo lo que está en nuestras manos y lo hacemos lo mejor posible. Hoy en día tanto las citas telefónicas como las presenciales son de gran importancia y si no veis personas fuera de la consulta es porque estamos atendiendo a pacientes que están en sus domicilios.Espero que ahora entendáis un poco más nuestra situación. Os esperamos en consulta con gran ilusión. Su gran enfermera.

La autora es Enfermera