Esta misiva lleva este título porque se dirige a Rusia, ese vasto país de dimensiones continentales cuya alma se compone de millones de personas, de familias, de madres, hijos y abuelos; de artistas y músicos, de maestros y profesionales; de honestas gentes de paz.Millones de voluntades individuales que asisten, impotentes, a los desvaríos belicistas de alguien que no les representa; de alguien que ensucia de sangre el nombre de la patria a la que cada día dedican sus esfuerzos; de alguien que dilapida en muerte los esfuerzos de las vidas de millones de rusos.Díganle, todos unidos, que detenga esta guerra sin causa. En sus ventanas, en sus teléfonos, en sus redes sociales, en sus conversaciones, en sus trabajos...Díganle no a esta guerra.Únicamente sus voces unidas podrán penetrar los muros de loca violencia, de sorda inhumanidad que ha levantado a su alrededor aquél que se erige en defensor de Rusia.Díganle que ésa no es la Rusia que desean ni por la que trabajan cada jornada. Díganselo, repítanselo cientos de veces al día.Incluso el hombre que pretende atribuirse el mayor poder de su país no es nada sin ustedes. Ustedes son Rusia: la Rusia vital, la Rusia admirada, la Rusia del futuro. Él es, meramente, la Rusia de la muerte.Díganle que ésa no es la Rusia que desean ni por la que trabajan cada jornada. Díganselo, repítanselo, cientos de veces al día.