as personas estamos hechas de palabras, como los libros; acogemos historias reales o inventadas y vamos avanzando a partir de ellas. Somos lo que leemos, lo que decimos, lo que pensamos, lo que callamos. Nos definen más las palabras que los hechos, porque el hacer siempre tiene vuelta, pero darle la vuelta al ser es algo mucho más complicado. Palabras dichas, escritas o silenciadas, todas suman. Estas últimas son las más complejas, las que nos revuelven y nos impiden avanzar, las que atascan la historia como un mal libro. Esas que no suenan, ni nombran nada, pero se agarran al pensamiento como un mal bicho hasta hacernos confundir lo que verdaderamente queremos decir con lo que llegamos a pronunciar. Como un libro no leído al que juzgamos por su título. Recordamos tanto lo que decimos, leemos o escuchamos como lo que vivimos. Por eso necesitamos las palabras, y por eso leer es parte de la vida, un placer como pocos, por suerte hoy en día al alcance de casi todos y todas porque para ser lectora solo hay que tener ganas. Da igual la edad a la que decidas engancharte, siempre hay una primera vez, un libro, un autor, una escritora, un tema que hace de pronto que la lectura forme parte inseparable del equipaje de cualquier viaje. Es difícil imaginar una vida sin libros, sin historias, sin esos personajes que habitan las páginas (da igual el soporte) y nos esperan con sus aventuras. Éste está siendo un buen año para el sector del libro y para los lectores y lectoras. Uno de esos en los que los libros publicados que quieres leer se van amontonando en la estantería, real o virtual, porque sabes que tienen su momento y esperas con calma a que llegue para entrar en ellos y sentirte en un lugar seguro. Eso son los libros, lugares seguros. Es verdad que tenemos muchos más de los que seremos capaces de leer o releer, pero no es menos cierto que es inevitable seguir comprando, como lo es seguir leyendo. Y hay que hacerlo también para mantener un sector esencial como son las librerías y sus profesionales, libreros y libreras que conocen mejor que nadie el valor de un buen título. Mañana de nuevo los libros tomarán las calles y volverán a vivir su fiesta con flores tras dos años de no poder hacerlo. Dos años que han sido claves por el aumento del índice de lectura y el buen comportamiento del mercado en los tiempos de pandemia. Volveremos a vernos, cara a cara, con el placer de la lectura.

Da igual la edad a la que te enganches, siempre hay una primera vez, un libro, una escritora que hace que la lectura forme parte inseparable del equipaje de cualquier viaje