l Gobierno de Navarra pone a la venta el Circuito de Los Arcos. "Yo lo regalaría", me dice de forma taxativa un alto cargo. La infraestructura deportiva es desde 2010 un agujero sin fondo que ha tragado decenas de millones de dinero público. Un dolor de cabeza presupuestario para el que no ha sido posible encontrar antídoto porque este tipo de instalaciones son deficitarias; incluso el circuito de Alcañiz (Teruel), que acoge carreras del campeonato del mundo con miles de espectadores, supone una importante rémora al Gobierno de Aragón. Esto ya lo sabía el entonces presidente de la Comunidad Foral, Miguel Sanz, cuando acudió al Parlamento a dar explicaciones del proyecto: "El circuito no dará beneficios, pero tendrá un efecto indirecto en la zona". Así es; pero, al parecer, la repercusión económica de las pruebas deportivas, aunque escasa, alcanza más a La Rioja que a Navarra.

El coste total de las obras del circuito se estimó en 62 millones de euros. El primer año, las pérdidas ya sumaban 2,6 millones. Para entonces, el Gobierno era propietario del 95% de las acciones de lo que nació como una idea del constructor Jesús Samaniego Arana, pero a menor escala, de dimensiones más reducidas y con un presupuesto de 6 millones. De ahí se pasó al gigantismo de UPN, tan pegado a los planes de aquella época. A Samaniego, propietario de los terrenos, se le encargó la construcción sin concurso público. En una entrevista concedida años después, el emprendedor no tenía reparos en afirmar que "los gobernantes han dilapidado el dinero público y piensan solo en el corto plazo, sin sembrar para el mañana". Y se quedó tan ancho.

Pese a los esfuerzos de los diferentes gestores, el circuito no ha logrado salir a flote. Sus características no permiten acoger competiciones de coches y motos de las que dejan dinero. Tampoco hay capacidad económica para atraerlas. El mantenimiento es caro; la ubicación tampoco es la mejor. Hay cosas, a menor escala, que recuerdan al megaproyecto de llevar la Fórmula 1 a Valencia por gobiernos del PP, un despilfarro que provocó la intervención de la Fiscalía Anticorrupción. Delirios de grandeza pagados con el dinero de todos.

"El circuito no dará beneficios, pero tendrá un efecto indirecto

en la zona", dijo Miguel Sanz en

el Parlamento foral en 2010. Ahora sale a la venta