l pueblo es la vida siempre pero sobre todo cuando eres niño o niña, adolescente y joven. Pertenezco a una familia en la que varios decidieron antes y también ahora la opción de vivir y trabajar en el mundo rural. No son héroes ni pretenden serlo, simplemente es su elección por crecer y ser feliz en el mismo lugar que nacieron. Antes no era fácil, ahora tampoco lo es, demasiadas trabas ajenas que convierten la vida cotidiana rural en una constante lucha por tener los mismos derechos que el resto cuando hablamos de educación, salud, dependencia, trabajo, ocio... A veces tienes que tener una cierta edad para darte cuenta de que gran parte de lo que eres se lo debes a lo que fuiste, a ese lugar en el que pasaste tus mejores años. Es una etapa decisiva, vital, para lo que uno o una acaba siendo en el futuro, en ese momento en que tienes que tomar la decisión de dónde vivir y trabajar. Vivienda y trabajo son las dos principales demandas del mundo rural para asentar población y frenar la despoblación y lo es especialmente para las y los jóvenes navarros que viven en los pueblos y que desearían poder quedarse allí. Volver a su casa aunque viajen por el mundo antes de hacerlo, porque hoy no hay diferencias entre quienes estudian en los pueblos y en las ciudades, todos acaban siendo ciudadanos y ciudadanas del mundo, pero si que hay todavía una gran desigualdad porque unos pueden elegir y los otros se ven obligados a salir de sus pueblos con apenas 16 años por no tener un instituto en la zona, como pasa en nuestro Pirineo. La educación es esencial y es el paso previo para ese futuro de vida y trabajo.