o me importa nada que este verano no haya competición de hípica en la "pradera inmunda" como le llamaba la concejala María Caballero a los fosos de la Ciudadela. No me importa ni a mí ni a mucha gente, por lo visto. De hecho, ninguna empresa de eventos ha demostrado interés en organizar de nuevo el asunto. Por algo será.

Lo que sí me importa, y mucho, es que no haya txoznas en San Fermín. El Ayuntamiento las ha quitado del Casco Viejo de un plumazo para mandarlas a la Runa, que es casi lo mismo que mandarlas al cuerno, y los jóvenes de Herri Sanferminak han dicho que ni pensar. La excusa que les han puesto es que molestaban al vecindario (bueno, a los vecinos, que Navarra Suma a estos temas de género tampoco les hace mucho caso). No dudo de que para la gente que vive en este barrio las juergas, y sobre todo los sanfermines, tienen que ser un tormento, pero lo que el colectivo popular proponía era que en la Plaza de la O no era nada salvaje, sino que acabasen los conciertos a medianoche. La verdad es que el sitio era una maravilla, y doy fe porque durante varios años hicimos desde allí el programa mañanero de Euskalerria Irratia en directo.

El invento de poner carpas en la Plaza del Castillo sí que parece a priori mucho más molesto. Tres filas de bares, los de los soportales, sus terrazas y las terrazas nuevas, con DJs desde las 10 hasta las 2.30 de la madrugada, que por supuesto no escatimarán en decibelios y entrarán en pugna con las peñas, la comparsa, los gaiteros, los txistularis y las charangas que pasen por la plaza, si es que caben. Va a ser un guirigay, y todo para que unos cuantos saquen pasta. Este Ayuntamiento se acerca cada vez más a la Feria de Abril.