A principios de los años 90, yo creo que entre el 91 y el 95 más o menos, se puso de moda un anuncio en la televisión de un chaval majete y bien parecido que le ponía las peras al cuarto al chulico de la clase que se metía con un pariente suyo que era de la talla de los perros sentados. Era el primo de Zumosol y a partir de ahí, cualquier adolescente musculado paso a ser susceptible de recibir ese mote. Ahora hemos encontrado en Pamplona otro parentesco curioso: resulta que los toros madrileños de Guadalix de la Sierra deben tener alguna conexión parental con Usain Bolt el jamaicano volador al que once oros mundiales y ocho olímpicos en pruebas de velocidad le contemplan. ¡Joder, que manera de correr! Que los del día anterior han esprintado mucho para superar a sus antecesores, pues nosotros apretamos aún más y le limamos segundos al crono.
Si hacemos caso a la serie histórica -creo que de este tema ya escribimos en los primeros días de feria- la media de las carreras se acerca a los tres minutos y medio, pero si únicamente cogemos los datos de los últimos años, el tema ha cambiado de forma meridiana.
En los últimos sanfermines, en 2019, apenas se necesitaron dos minutos y treinta segundos de media para finiquitar las ocho matinales. Allá por los ochenta, los que corríamos nos quejábamos de que el encierro había sido rapidísimo y siempre era casi el doble de tiempo el que tardaban los toricos en ir de San Domingo a la Monumental comparándolo con el que tardan ahora.. Con lo cual, no se qué pensaran los corredores de hoy en día. Ya no vale con saltar a la calle de cualquier forma. Hay que estar físicamente bien, llevar calzado de última tecnología y, si además pretendes correr en los últimos doscientos metros del recorrido, saber que la jungla de Vietnam en plena guerra era menos peligrosa. Agarrones, empujones, zarandeos y todo tipo de ajetreos son validos para meter el cuerpo delante de la cara de unos toros que van, un día sí y al siguiente también, en vuelo rasante.
Es verdad que la esencia del encierro es trasladar a los toros que se van a lidiar por la tarde desde un punto a otro de la forma más rápida y menos estresante y traumática posible. Pero nos hemos acostumbrado a que ese encierro del ganado bravo se haga con gente que corre con los morlacos. Y cada vez hay más personal, pero cada vez también, hay más velocidad.
La media de la ganadería de Victoriano del Río en sus diez participaciones en Pamplona era de cuarenta segundos más rápida que esa media histórica de tres minutos y medio y, un año más, han vuelto a repetir un encierro veloz para no romper la tradición y el sambenito que llevan encima de hierro presuroso y ligero.
Posiblemente, la municipalidad esté encantada de que todo vaya bien empaquetado, rapidito y, para evitar sobresaltos, regamos el suelo de antideslizante, sacamos cabestros gigantes que arropen bien a la torada y, a ser posible, que acabe todo casi antes de empezar. Pero son muchos los corredores que se quejan de no haber visto un toro suelto para poder llevar a punta de periódico en mucho tiempo y que ese picante de un encierro partido o con toros remisos a seguir el ritmo de los bueyes se está perdiendo. Pero parece que es hacia lo que vamos.
La pregunta recurrente a los mayorales en El Gas siempre era saber los posibles beneficios que la carrera aportaba a sus bureles y ahora, esa pregunta está guardada en el baúl de los recuerdos porque el toro que viene a Pamplona se ha tirado todo el invierno entrenando. Hoy en día tienen magníficas correderas en las que las diferentes ganaderías los ejercitan constantemente, está musculado y fuerte como el primo de Zumosol y ágil y rápido como el primo de Usain.