Calor- Ola en plenos Sanfermines. Las nubes regaron la víspera. Después, dejaron que el sol nos aplastara de modo implacable. Una tarde hubo más de cien atenciones en la plaza de Toros. Requirió del refuerzo de los medios sanitarios habituales. Al día siguiente, una voz casi ininteligible por el ruido de la solanera recomendó desde la megafonía que la gente se hidratara. De parte del Departamento de Salud. Eso pareció entenderse. Mensaje dirigido a un público que llega hidratado de las sobremesas y que echa la tarde en permanente hidratación. Pamplona es una plaza muy hidratada. Otra cosa es el tipo de líquidos en la ingesta. Como decía un compañero de localidad, que regalen botellas de agua en lugar de cobrar los botellines a dos euros. Otro sugería la habilitación de un sistema de emisión de vapor de agua. Terció otra tesis: “Si una corrida se suspende a causa de la lluvia, ¿no cabría suspenderla por temperatura extrema y peligrosa?”.

Bochorno- El salario medio anual de las mujeres en Navarra (2020) fue un 23,2% más bajo que el de los hombres. Comunidad puntera en el Estado en brecha salarial. La Encuesta Anual de Estructura Salarial (Instituto de Estadística de Navarra) lo achaca a la mayor concentración de mujeres en el sector servicios frente a la mayor presencia masculina en la industria. En los tramos salariales más bajos, ellas son mayoría. También en los contratos temporales. En mis inicios radiofónicos ya pretéritos- años sesenta del siglo pasado-, la radio era una profesión muy feminizada, quizá una de las más en proporción a la plantilla: locución a voces mixtas, mujeres en control, discoteca y oficinas. Todos fijos. A igual categoría, igual salario (salvo distinta antigüedad). Las jefaturas, eso sí, eran masculinas. La presencia femenina es ahora mayoritaria en muchos oficios. El aumento notable en el número no se corresponde con aumento de la igualdad. Una brecha impropia de la “progresista” Navarra. A corregir.