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El farolito

F.L. Chivite

Qué cruz

Qué cruzPIXABAY

De acuerdo, puede que todo vaya a ser horrible en breve. Ya veremos. Eso es lo que dicen los funestos portavoces. ¿Y cómo lo dicen? Con rara excitación, me temo. Así es como lo dicen, Lutxo. Pero yo, ya ves, espero que siga habiendo cierto encanto en el día a día. Y, cuando digo encanto, hablo también de la parte fantasiosa y placentera sin la cual, ay, no somos nada. Porque, a pesar de que siempre se castiga a los mismos y sorprendentemente la cosa sigue funcionando, lo cierto es que las nueces ya están otra vez al caer. Ya hay merodeadores nocturnos en las nogaleras. Medran los hongos en los bosques. Y pronto pasarán las grullas. Y cuando las vea pasar, levantaré una ceja y me diré a mí mismo: mira, ya se van las grullas hacia el sur, ha acabado el verano, uno más, muchacho, tienes que darte prisa en encontrar un buen libro, cada vez quedan menos. Pero bueno, Lutxo querido, a lo que iba: las putas malas noticias van a más, en efecto. Hay un flujo loco de malas noticias permanente. Y las tienes que digerir. O sea, ya sabes, primero te las tienes que meter a la boca y te las tienes que tragar. Y luego las tienes que digerir. Con tu estómago. El tuyo. Que ya está delicado, creo. Y al final, las tienes que expulsar para poder digerir las nuevas putas malas noticias con las que el mundo intenta, a su manera, hacerte la vida más emocionante. Pero también hay buenas noticias, Lutxo, eso era lo que yo te quería decir. Hay miles de buenas noticias. Están ahí. Por todas partes. Ahora no se me ocurre ninguna, vale, pero están. Claro que están, ya lo sé, las hay a cientos, dice él. ¿Te acuerdas de alguna en particular, Lutxo?, le pregunto. Humildemente, por supuesto. Pero no se acuerda de ninguna. Yo ahora me acuerdo más de lo de antes que de lo de ahora, dice. Y le digo: Genial, pues yo tengo la sensación de que esto es solo el principio. Y entonces me suelta: ¿Te acuerdas de cuando éramos punkys, Ferdinandis? Qué cruz.