Navarra tiene en el turismo un sector clave de su economía, que todavía es más acentuado en el mundo rural y local, por la importancia que significa dicha actividad en este ámbito. En este aspecto clave de la economía navarra –suma ya el 7% del PIB foral–, el consejero El consejero de Desarrollo Económico y Empresarial, Mikel Irujo, adelantó ayer en el Parlamento que Navarra va “en buen camino de la recuperación”, porque tanto en verano como en el primer semestre de 2022 se han registrado datos que se sitúan muy por encima de los de 2019, antes de la pandemia. Así, según el Observatorio Turístico de Navarra en julio y en agosto visitaron Navarra 463.571 personas, la mejor cifra estadística de los últimos años a pesar de circunstancias complicadas como los incendios, la guerra en Ucrania o la inflación creciente. Y según Irujo, en lo que llevamos de 2022, Navarra ha recibido 1.222.154 viajeros, por encima del mismo periodo del año anterior e incluso de los últimos años anteriores a la pandemia. Un volumen de turistas los turistas, fundamentalmente franceses y alemanes, aportaron a la Comunidad Foral 60 millones de euros. Esas cifras, en todo caso, no son producto de la casualidad, sino de un creciente impulso institucional y de colaboración con el sector turístico y de una profunda diversificación de la oferta, capaz de incluir junto a nuestras peculiaridades y tradiciones, desde los Sanfermines a la actividad tractora de la gastronomía, nuestras características geográficas, culturales y paisajísticas en favor del turismo rural y una creciente explotación de la oferta museística, audiovisual y congresual en Iruña. Quizá Navarra tiene aún pendiente entre sus puntos débiles, además de insistir en la necesaria promoción interna y externa de sus fortalezas en el ámbito del turismo y de la digitalización o la sostenibilidad de la gestión turística, reimpulsar una programación cultural y de ocio capaz de competir y completarse con las posibilidades que ofrecen por ejemplo los territorios cercanos de la CAV, Iparralde, La Rioja o el Pirineo aragonés. El Camino de Santiago, la Selva de Irati, las Cuevas de Zugarramundi, Bardenas Reales o el Palacio Real de Olite son ya destinos emblemáticos del turismo que acude a Navarra. Los datos son buenos, pero Navarra tiene que seguir invirtiendo y poniendo imaginación creativa para que el turismo se consolide como un motor estable de desarrollo económico, de empleo y de equilibrio territorial.