La princesa, empresaria y ex amiga con derecho a roce del emérito Corinna Larsen acude de nuevo hoy al Tribunales de Apelación del Reino Unido en su demanda contra Juan Carlos I. El exmonarca se sentará en el banquillo de los acusados por primera vez, pero no se sorprendan. Será de forma no presencial con abogados interpuestos y no esperen condenas, extradiciones, sentencias de cárcel y esas zarandajas tan merecidas. En España los privilegios y la prescripción de delito le han privado de sanciones penales sin explicaciones, autocrítica o petición de perdón. En Londres se dirime una demanda civil. Es decir, monetaria. Corinna, que mantuvo una relación íntima entre 2004 y 2009 con el emérito, quien le llegó a poner una casita en los montes de El Pardo con cargo a Patrimonio Nacional, le reclama ahora los 65 millones del ala, donativos de un monarca árabe. Seguramente busca un acuerdo extrajudicial (más dinero) con el exmonarca soltando el parné para evitar más escándalos. Mientras, hoy mismo difundirá varios podcast contando la avaricia de Juan Carlos, su afán desmedido por el dinero, la petición de caprichos ostentosos a sus amigos y conocidos y detalles morbosos de su relación. La batalla se juega en la opinión pública y esta le ha dado la espalda, y con razón, al emérito. Corinna es una superstar y tiene que financiar su lujoso tren de vida. Ya no es una princesa, es la reina de este reality tan real como la vida misma.