Tarambana veinteañero al que le pagamos a escote sus carísimos vicios y sus calaveradas, como meterse en una pelea a navajazos: Aunque no tengo en la mejor de las estimas a su madre, que también posee un amplio historial (eso sí, silenciado) de salidas de tiesto, esta vez creo que ha encontrado una buena forma de castigar sus mil y un vergonzosos comportamientos. Lo despacha a Abu Dabi a vivir con el yayo expatriado. Ahí hay una serie o, como poco una película. Se podría titular Dos golfos en el Golfo. Menudo par de granujas (hago precio de amigo en la definición) se van a juntar. Nos darán unas cuantas tardes de gloria. Ya que somos sus socios capitalistas involuntarios, por lo menos, gánense sus generosos emolumentos.