Falsa épica

Con toda la razón del mundo, mi compañero Ander Izagirre lamentaba ayer en Twitter el tono entre épico, romántico y festivo con que el equipo opinatero habitual de no sé qué radio se refería a la captura del capo mafioso Matteo Messina Denaro. Me temo que es el daño que han hecho las continuadas mitificaciones y banalizaciones literarias, cinematográficas y televisivas de una de las organizaciones criminales más siniestras. Es casi clamar en el desierto, como hizo Ander, recordar que, por orden de Messina Denaro, en 1995, el niño Giuseppe Di Matteo permaneció 779 días encadenado, antes de que fuera estrangulado y su cadáver disuelto en ácido. Fue la venganza contra su padre, miembro de la organización señalado como traidor.

Vida normal

El chaval Di Matteo es solo una de la cincuentena larga de víctimas del tipo que anteayer detuvieron a nueve kilómetros de su casa tras tres décadas de búsqueda sin cuartel. En esa lista figuran, entre otros, los jueces legendarios Falcone y Borsellino, además de incontables magistrados, abogados, policías y civiles, incluyendo niños y mujeres embarazadas. Seguía la estela de sus monstruosos antecesores, Totò Riina y Bernardo Provenzano, con los que tiene en común, además del brutal historial criminal, el hecho de haber sido capturado después de muchos años prácticamente en su lugar de residencia. “¿Sospechar? ¿Por qué? Era una persona educada con la que me saludaba por la mañana”, le decía un vecino al corresponsal de El País.

Silencio

Su detención, calco de operaciones anteriores, con los carabinieri escoltando a un individuo avejentado con aspecto de tipo normal, no pasará de lo episódico. Como ocurrió con los ya citados capi de tutti i capi Riina y Provenzano, Messina morirá en la cárcel sin decir palabra. Su silencio será para bien, no solo de sus subordinados, sino de miles de políticos de primera línea y funcionarios públicos que son los verdaderos cimientos de Cosa Nostra y organizaciones afines.

¿A quién quieres más, Felipe?

No tan Feliz. Algunos titulares celebraban el feliz reencuentro de casi todos los miembros de la familia real española en el funeral de Constantino de Grecia. Y lo cierto es que se los ve juntos en varias imágenes, pero no es casualidad que la propia Zarzuela haya distribuido esta instantánea que retrata perfectamente el estado de la relación.