Los artistas son esenciales para la sociedad por lo mucho que nos dan, aunque no siempre se lo devolvemos en su justa medida. La cultura fue uno de los sectores más castigados en la pandemia, por la singularidad laboral de sus profesionales y por la propia esencia de una actividad que en muchas de sus ramas necesita del público, del contacto y del directo para llevarse a cabo. La cultura nos hizo la vida más fácil en los momentos más difíciles, pero como en otros muchos campos hemos olvidado demasiado rápido lo que vivimos, pasando página como si nada. La cultura, tan necesaria como siempre, sigue estando poco valorada, a nivel político y social, como el eterno actor de reparto, y sigue siendo el cultural uno de los sectores más precarios.

Porque cuando hablamos de artistas no pensamos precisamente en Shakira, ni en lo mucho que factura, sino en todas aquellas personas que han decidido hacer de la cultura su profesión, también en Navarra, y que malviven para llegar a fin de mes con dignidad. Personas con formación, con arte y oficio. Escritoras, pintoras, músicos, bailarines, actrices, técnicos, artistas en general que no viven de los aplausos sino de lo que ingresan. Profesiones que a día de hoy carecen de una legislación específica, de convenios colectivos o de algún otro tipo de regulación. La singularidad de la cultura y las artes como ámbito profesional está marcada y definida por la propia actividad intermitente y por una inestabilidad casi permanente.

Por todo esto, por la importancia de dotar de un marco justo a las relaciones laborales de miles de personas, el sector mira con optimismo la aprobación, a través de un real decreto, de tres medidas claves. La más importante, la prestación especial por desempleo para el sector cultural y artístico, el derecho a paro que hasta ahora no estaba regulado, adaptado a la singularidad de cada colectivo. Además se permitirá la compatibilidad de la pensión de jubilación con rendimientos por actividades artísticas y se fija una cuota específica para autónomos con ingresos anuales por debajo de 3.000 euros. Medidas que ahora tienen que seguir su camino hasta la aprobación definitiva del Estatuto del Artista. También Navarra tiene pendiente avanzar en la Ley Foral de Profesionales de la Cultura, anunciada en su momento atendiendo a los resultados del Diagnóstico de las profesiones de la Cultura que sacó a la luz la “especial vulnerabilidad” de estos trabajadores, todos artistas de profesión y algunos de ellos en huelga esta semana para reivindicar un convenio digno para el sector.