Ya ex primera ministra de Nueva Zelanda: Le mando al otro lado del mundo mi más entusiasta felicitación por el modo en que se ha echado a un lado. Si ya es insólito que alguien abandonde el poder por propia iniciativa, hacerlo con la sinceridad por bandera llega a resultar emocionante. “No me quedan energías. Tengo el depósito vacío. Los políticos damos todo lo podemos mientras podemos, y después llega la hora. Para mí ha llegado”, confesó al anunciar su marcha. Deja atrás unos increíbles índices de popularidad, después de haber tenido que lidiar con una pandemia, un terrible atentado terrorista y la erupción de un volcán. La búsqueda de la empatía a toda costa fue su seña de identidad. Ojalá cundiera el ejemplo en todo el planeta.