Forma y fondo

Seguramente había una buena razón, pero en la rueda de prensa convocada de urgencia por el Ministerio de Igualdad después de que el PSOE presentara en solitario su propuesta para reformar la Ley de garantía de la libertad sexual no estuvo Irene Montero. En su lugar, comparecieron la Secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez Pam (cada vez con más papel) y la Delegada del Gobierno para la lucha contra la violencia machista, Victoria Rosell. No dejó de resultar llamativo el formato. En lugar de atriles y periodistas sentados haciendo preguntas por turnos, se optó por modelo canutazo. Es decir, la número dos y la número tres de Igualdad permanecieron de pie rodeadas de plumillas armados de micrófonos, grabadoras y teléfonos por los cuatro puntos cardinales. En un momento que se le fue el plano al cámara de Europa Press, se llegó a ver a compañeros realizando extrañas contorsiones y hasta a uno que trataba de hacer su trabajo de rodillas. Serán gajes del oficio, pero uno ha estado ahí las suficientes veces para saber que la forma es una gran chivata sobre el fondo.

En bucle

Y la forma, en este caso, revelaba improvisación, necesidad perentoria de salir a mostrar enfado con el socio desleal y, si vamos al discurso, la repetición en bucle de que la iniciativa socialista se carga el consentimiento. Una, otra, y otra vez, citándose a sí misma, a la ausente Montero, a organismos internacionales respetables, a chiringuitos autosubvencionados de la cuerda, Rodríguez Pam insistía en la letanía. Daba igual que el texto presentado por el grupo socialista no tocara el consentimiento ni de refilón, porque el problema no ha estado ahí, sino en las penas. Venga y dale con la monserga, que acababa resumiéndose en una acusación demoledora contra el partido con el que se comparte gobierno: el PSOE pretende devolvernos a la legislación de La Manada. Tal cual lo expresó, en este caso, la jueza en excedencia Victoria Rosell, que no evitó deslizar que la ministra de Justicia, Pilar Llop, es un pelín ignorante.

Se quedan

Llegados a este punto, la lógica y, sobre todo, la honradez, invitarían a anunciar el abandono de la coalición de gobierno por discrepancias irreconciliables. Si de verdad defiendes lo que defiendes por principios y entiendes que tu socio se ha pasado al enemigo con armas y bagajes, simplemente por respeto a quienes representas, debes coger la puerta. Pero tal opción ni está ni se la espera, teóricamente, “porque es lo que quiere el PP”, que es el partido que ahora mismo se lo está pasando cañón con la bronca.