Seguramente será el año electoral más generoso de toda la historia de la Democracia. Lo van a tener muy difícil los votantes para no sucumbir a las ventajas de los gobiernos de progreso (demasiados caramelos entre ayudas, cheques, subidas salariales, becas y subsidios), eso si no vienen luego nuevos gobernantes y se lo cargan todo. De entrada, el Estado de Sánchez ha subido el Salario Mínimo Interprofesional a un total de hasta los 1.080 euros brutos mensuales en 14 pagas, hasta los 15.120 euros brutos anuales, y las pensiones contributivas suben un 8,5%. Por no hablar de las nuevas ayudas económicas anticrisis, los bonos sociales para luz y gas, los descuentos en el IVA....

También el Gobierno de Navarra, sustentado por PSN, Geroa Bai y Podemos, con apoyo de EH Bildu, que había aprobado una subida para los funcionarios del 2,5%, acaba de pactar un incremento para el personal médico de 400 euros al mes y 14 pagas–unos 5.600 al año.

Sin contar que todavía queda pendiente de negociar otro frente de mejoras con sanitarios y enfermeras... El Ejecutivo aprobó también en verano incrementar un 12% el sueldo de las educadoras de las escuelas infantiles, un 14% el sueldo del personal de limpieza de estos centros, así como un 2% las retribuciones de las directoras. A su vez está pendiente el nuevo reglamento de Policía Foral que implica mejoras retributivas para un colectivo de unos 1.100 agentes. Leo de paso que el gasto en personal público ha crecido un 25% en Navarra desde 2019 lo que eleva este capítulo a un total de 1.686 millones, 340 millones más que en 2019.

Es decir, pagar la nómina a los 30.000 empleados públicos de la Comunidad foral se lleva el 29,34% del presupuesto. Y no llevo en cuenta todas las convocatorias para concursos oposición previstas para cubrir diferentes puestos de la administración en esta legislatura, eso sí para mejorar el alto grado de interinidad en áreas como educación. No es de extrañar que los jóvenes prefieran opositar que trabajar en otros tajos o montar su propio negocio. Una amiga que trabaja en una empresa de seguridad y no llega a mil euros está más que pendiente del BON que de cambiar de curro. Precariedad evidente en otros muchos sectores.