Una de las imágenes más bonitas del entrenamiento de este miércoles de Osasuna muestra a Jon Moncayola firmando una camiseta con el número 7 a una niña en Tajonar. La emoción se puede ver en su rostro y en el de otras muchas chicas presentes en las gradas. Seguramente en unos pocos años será mucho más del 18% actual la representatividad de las socias de clubs como Osasuna. “Si pudiéramos ir a Sevilla....uahhhhh!!”, se escuchaba también ayer en los corrillos de varias chicas jóvenes –unos 17 años les echo– esperando la villavesa.

Me dirán que no sólo es fútbol pero también me vale que quieran socializarse igual que ellos y disfrutar de un fin de semana de buen ambiente y en cuadrilla. Porque cada vez son más las mujeres que vemos pegadas al televisor siguiendo partidos de fútbol (yo me empiezo a asomar cuando gritan gol) pero también las que entrenan en esta modalidad y no sólo en baloncesto, balonmano o natación. Chicas a las que a lo mejor un día sus padres les llevaron de pequeñas al Sadar a ver un partido por aquello de que el fútbol ya no es cosa de hombres. Ayer supimos precisamente que las licencias de fútbol femenino prácticamente se han duplicado en dos años en Navarra, donde han pasado de 1.200 a 2.300 entre jugadoras, entrenadoras y árbitras. Pregunto y en el entorno laboral son varias las hijas de compañeras que pegan al balón y con buen pie. Y muchas ligas y equipos de fútbol han adoptado medidas para promover la participación de las mujeres en el deporte. Chapó!