Vaya por delante que soy de las de votar. De hecho, creo que no he fallado una y por ello me rabia tanto desengañado que apuesta por castigar a los suyos sin su apoyo porque tal y porque cual. Del mismo modo, estos días de campaña y sus extraordinarias promesas sacan lo peor de mí. No hay remedio, se sucederán los periodos electorales y nos seguirán tratando como a ilusos y, para muestra, algunas de las primeras intervenciones de los candidatos a la alcaldía de Pamplona.
No importa el partido al que representen, cada uno a lo suyo: Si hablan de inseguridad ciudadana, te proponen -¡más!- otras 150 nuevas cámaras de videovigilancia y botones del pánico en los móviles; para las zonas con demanda urgente de aparcamiento “se buscarán soluciones”; dada la necesidad de viviendas, promesas de construcción de 15.000 casas; en tanto que el Casco Viejo sigue siendo el único barrio sin infraestructuras deportivas, harán un centro cívico coronado por un más que necesario aparcamiento; traerán el “indispensable” TAV y Echavacoiz revivirá; no queda otra que crear cinco nuevos centros de día para personas mayores... Promesas repetidas una y mil veces, quimeras e iniciativas que dan hasta miedito… Todo vale en estas fantásticas semanas en las que cualquier cosa puede hacerse realidad.