Yo bien, gracias. ¿Y vosotros?

Pues nada, que esto se acaba. Con la carrera de la miurada y como viene siendo costumbre a un paso ya de convertirse en tradición, los del Don Eduardo han puesto el broche final a las matinales de encierro por las calles de Pamplona.

A partir, más o menos, de las ocho y tres minutos, las madres, novias, hermanos y demás allegados de quienes corren el encierro empezaron a respirar tranquilos y dejar de sentir ese desazón en el estómago que se repite todas las mañanas hasta que reciben la llamada telefónica de rigor o escuchan el parte de heridos, que por cierto, este año, en lo que se refiere a cornadas, ha sido exiguo. De hecho, el complejo hospitalario tan sólo recoge dos traslados por asta de toro, algo que no ocurría desde 2018. Y si buceamos en la historia encierril, tenemos que irnos hasta 1984, cuando los toros de Osborne también dejaron únicamente a dos corredores atravesados a su paso por Pamplona, sin que hubiese más interesados por cornada en aquellas fiestas.

La noticia es excelente. Me gustan los encierros más que comer con los dedos, pero la posibilidad de chavales corneados siempre puede llegar a ensombrecer este maravillosos espectáculo.

Los torazos (aquí no me atrevo a poner toricos porque los de Zahariche trajeron cuatro ejemplares por encima de los 600 kilos) sevillanos galoparon con nobleza, partida en dos la manada, pero con un señorío ejemplar. Permitieron correr y arriesgar en el último día festivo y, como viene siendo habitual en los encierros de estos últimos tiempos, solventaron la papeleta en un visto y no visto. 

Y es que no hemos tenido ningún encierro que llegue a los tres minutos de tiempo, algo que tampoco veíamos desde 2015. 

Ahora volvemos a la normalidad del verano, una vez pasada la vorágine festiva de esta nuestra ciudad.

Llevo varios días pensando en la lista de las cosas que tengo que hacer una vez haya pasado el fin de semana de puro relajo postsanferminero. Son quehaceres que deben ocuparme hasta que, allá por el mes de junio del año próximo, la Santa Casa de Misericordia -la Meca para los amigos- vuelva a anunciar en la prensa local el periodo de renovación de abonos. Empezaremos además a a ver la instalación de la tómbola de Cáritas y los primeros postes y tablones de esas más de 3.500 piezas que conforman el puzzle del recorrido del encierro. Ahí ya, el gusanillo que tengo en las tripas se despereza y ya no hay marcha atrás.

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Fotos del último encierro de San Fermín 2023 en Pamplona con toros de Miura DIARIO DE NOTICIAS

Pero hasta entonces, a corto plazo, lo que nos ocupa y preocupa es el tema de la Conference League y Osasuna. La banda esa de la UEFA, muchos de cuyos miembros podrían ir con parche y un loro en el hombro derecho y, que debe tener sus reuniones en una sala con luz roja y mucho humo subiendo hacia la bombilla, nos quitó la ilusión europea. A ver si los sesudos del TAS nos la devuelven y podemos pasear la camiseta rojilla por Europa. Con las ganas que tengo yo de visitar Malta, Estonia o el Gran Ducado de Luxemburgo.

De todas formas, y hasta que sepamos algo, gracias a todos por leer.

Ya falta menos para SF2024.