Jordí Évole asomó en el mundo de la tele como un trueno cargado de electricidad y fuerza comunicativa, en un entorno de adocenados profesionales que repetían una y otra vez estilos de preguntar y maneras de entrevistar. La audiencia quedó atrapada por la frescura, valentía y seguridad de un periodista joven, decidido a presentar la actualidad con el trazo vivo de la verdad, el riesgo y la pasión de la entrevista cargada de fuerza y sentimiento.

Fernando González “Gonzo”, otro profesional de raza, tomó el relevo frente a otros profesionales encerrados en la pregunta fácil y el ritmo cansino para lucirse ante la audiencia, sin transmitir fuerza expresiva, contenidos de actualidad interesantes y poder comunicativo. Dos entrevistadores que han construido un mundo de personajes vivos, frescos y directos. Estamos en tiempos difíciles y violentos, con un panorama de guerras como no se recordase desde la Segunda Guerra Mundial.

Y la información forma parte de este panorama de guerra y violencia. El mundo parece estar a punto de estallar y los medios se llenan de informativos, noticias, entrevistas y comentarios de guerra, con personajes montados sobre el cuarto caballo del apocalipsis. El enfrentamiento entre un ciudadano judío y otro palestino, poco conocidos de la opinión pública pero magníficos representantes de los dos frentes de la sociedad de aquellas tierras, produjo un encuentro intenso, rasgado, a punto de derramar la copa del odio. Periodismo de primera, violencia soterrada donde crece muerte y destrucción en una espiral de odios sin fin. Un bravo periodistas frente a dos personas cargadas de rencor, odio, e historias del pasado y presente en una tierra quemada por el enfrentamiento sangriento y homicida.