Casi dos meses después de su grabación y cuatro meses después de su fallecimiento, TVE desaprovechó en la Noche de Reyes (no se les ocurriría una noche peor) el homenaje a María Teresa Campos impulsado por sus hijas (Terelu presentaba y Carmen dirigía) que Tele 5 no quiso emitir.  

Grabado el pasado 20 de noviembre en el Teatro Bellas Artes de Madrid fue algo así como un velatorio de familiares y amigos innecesariamente largo (más de dos horas y media) y antitelevisivo (especialmente la segunda mitad), como si ya entrados en calor aquello se hubiera convertido en un ajuste de cuentas privado donde parecía que era más importante mandar mensajes en clave al chófer y otros miembros alejados del clan mientras Terelu jugaba a ser Isabel Gemio dando sorpresas por las butacas.

Tanto es así, que desaprovecharon la brutal interpretación de Miguel Poveda del tema Algo se me fue contigo (la mejor y más sentida actuación de la noche), que hubiera sido un magistral broche final, para autorregalarse ser protagonistas del visionado de un vídeo inédito de sus padres camino a su boda, con una irreconocible (por su juventud) María Teresa Campos, que no aportaba mucho al público en casa, y del “último documento escrito” por la presentadora, que parecía formar parte de un texto más largo y que, escuchado fuera de la clave familiar, desgraciadamente no permite que entendamos nada: “Me hago cargo. No es fácil pensar y hablar en lo que para otros puede ser importante. Por ello no, no me voy a negar para hacerlo. Estoy en ello. Espero que os guste, tratándose de hacerlo lo mejor posible”.

Pero precisamente fue así el homenaje, con muchos momentos en los que no entendimos nada, como cuando el cantante Pablo López se apropió estar más afectado por la muerte de María Teresa Campos que sus propias hijas y titubeó cosas como que “para mí sigue estando en el mismo lugar; tengo esa suerte que no tenéis algunos, yo la tengo, ella está en todas partes para mí”. 

Fue un programa extraño, en el que se repitieron vídeos, ideas, se documentaron mal algunas imágenes, cada vez que enfocaban al público se veía el teleprompter que leía Terelu y hasta quedó raro ese guiño a Concha Velasco, que aún vivía cuando se grabó el homenaje. Otra prueba de lo absurdo que ha sido tener guardado el vídeo dos meses en un cajón para darle salida en el peor momento, cuando los niños son los dueños del mando.

Prueba de la mala elección de la noche de emisión ha sido ese intrascendente 7,2% de share, con apenas 728.000 personas en un programa empeñado en mostrarnos el lado personal y familiar de María Teresa Campos, a base de anécdotas y chascarrillos, y que pasó de puntillas por su dilatada y variada labor profesional por la que la conocimos, admiramos y respetamos.