No seré yo quien cuestione al Instituto Nacional de Estadística y su estudio en el que Navarra figura primera en el ranking de calidad vida entre las comunidades autónomas del Estado, por cierto, un primer puesto que no pierde desde hace 18 años. Este liderato mola y puede servir para fardar por ahí ya que de los nueve indicadores que analiza la estadística, la Comunidad Foral obtiene la mejor puntuación en tres de ellas y se encuentra en el pódium en seis. Estamos orgullosos de nuestro entorno, de las condiciones materiales de vida, salud, educación, ocio, relaciones sociales, del medio ambiente, etc. y no tanto del trabajo y de la seguridad física y personal, entre otros aspectos a mejorar. Una vive aquí y se hace a lo de aquí. Quiero decir, te acostumbras a las preciosas zonas verdes de Pamplona, por ejemplo, y aunque puedan sorprender lo escasas y descuidadas que están en otras ciudades, nunca imaginas que sea motivo para echar cohetes. Tenemos algo de desagradecidos, cuesta apreciar lo –mucho o poco– bueno que nos rodea, pero tanto primer puesto nunca debe ocultar lo que queda por lograr y mejorar. Extender estos parabienes a todos los que aquí vivimos debe ser el objetivo porque la calidad de vida será alta, pero rematadamente más alta para unos que para otros.