Quién nos iba a decir hace unos años que la calidad de vida de los barrios no iba a tener que ver necesariamente con el valor de sus viviendas. La realidad climática nos sitúa frente una nueva realidad: el diseño de las ciudades, su ubicación y el nivel de asfalto, de arbolado o de parques a su alrededor genera un nuevo ránking de bienestar ante las sucesivas olas de calor. Marta Torres, técnica de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Pamplona, nos abría los ojos en unas jornadas sobre jardines. Los barrios del centro de la ciudad sufren hasta nueve veces más noches tropicales que otras zonas del extrarradio como San Jorge o Rochapea. En verano, la Milagrosa tiene más problemas de temperatura nocturna que los Ensanches, a los que mejora en condiciones Rochapea y, a éste, San Juan. El calor sube del asfalto. -Y si la casa no está bien aislada el problema se complica-. Ante las “islas de calor” los espacios públicos o privativos deberían transformarse cual oasis en el desierto. ¿Se acuerdan de los llamados jardines verticales que se pusieron de moda por pura estética o los tejados de hierba en las casas bioclimáticas para puretas? No tendremos que acostumbrar a ver elementos de naturaleza o pequeñas fuentes de agua reciclada para refrescar la atmósfera en fachadas o patios de manzana. O parques que se riegan con redes de aguas recicladas... Plazas con pérgolas y otros refugios climáticos. Para ir sobreviviendo... porque los científicos ya advierten que un calor sin precedentes podría provocar la siguiente extinción masiva de mamíferos dentro de unos 250 millones de años. Mañana.