A falta de éste y otro bolongo para las vacaciones, he echado la vista atrás y el repaso de sucedidos me deja claro que no es cuestión de tiempo para que algunos hechos parezcan muy lejanos aunque no hayan cumplido un año. ¿Se acuerdan del aparcamiento de la Plaza de la Cruz, de las movilizaciones vecinales contra un proyecto que UPN vendió como necesario, querido y respetuoso para que, al poco de iniciadas las obras, la alcaldesa suspendiera las obras? Por el contrario, seguro que muchos no olvidarán el último San Saturnino por obra y gracia de unos farolillos. Ya antes de ser prendidos provocaron una de las mayores colas que se recuerdan para su obtención y mientras volaban desde la Ciudadela y caían aquí y allá ayudaron a generar un colapso de tráfico de película. Sin embargo, el momento culmen del curso lo protagonizó la moción de censura que aupó a Asirón a la alcaldía de Pamplona y el momentico clasista-vergonzoso, la ya ex alcaldesa al asegurar que, antes de contar con ciertos apoyos, prefería “fregar escaleras”. Pero si algo del pasado reciente no puede ser olvidado es el hecho de que más de un centenar de hombres, mujeres, jóvenes y chicos sobreviven entre nosotros en situación de calle, hasta hace nada soportando el frío y la lluvia y pronto, los calores del verano.