Hola personas, que nervioooos, la cosa está que arde, aquí huele a toro, a cava, a calimocho, a bocadillo de ajoarriero, a blanco y rojo, a forasteros, a música 24/24, aquí, en definitiva, huele a fiesta que da gusto. El próximo ERP lo leeréis antes de ir a la procesión, el que lo lea, muchos me seréis infieles y no os lo reprocho, yo también lo sería.

Bien, vamos a ver a qué dedicamos hoy nuestras líneas. Dos van a ser las vertientes por las que va a discurrir el Paseante de hoy, una de rabiosa actualidad, de hoy mismo, de esta mañana, y la otra la vamos a ver paseando en la máquina del tiempo, en dos máquinas del tiempo, por ser más preciso, una del S. XIX y la otra del S. XX. Me explico.

Resulta que esta semana una amiga, primero, y un amigo después, me han hecho dos valiosísimos regalos. El primero nos lleva a la centuria decimonónica y consiste en un viejo plano de Pamplona y el segundo corresponde al siglo pasado y es un pequeño folleto municipal.

El plano es un regalazo, ya que es un plano para mí inédito y para gentes con más autoridad que yo en este terreno también resulta desconocido. Su autoría se esconde bajo las siglas R.G.P., su pie de imprenta lo firma Litografía de F. Ripalda, y ya no ofrece más datos, es decir, que no está fechado. Aquí es cuando salta el desafío ¿de qué fecha puede ser? Me pongo a ello. Lo primero que miro son las calles Comedias y Pozoblanco a ver si aún se llama así o ya han sido cambiadas a Dos de Febrero y General Moriones, veo que el cambio aún no se ha producido lo cual me dice que el plano es anterior a 1875. Veo, así mismo, que ni San Antón, ni Chapitela, han cambiado sus nombres por Mártires de Cirauqui y Héroes de Estella respectivamente, lo cual me sitúa antes de 1873. En la Plaza de San Francisco ya no está la iglesia del antiguo convento de Les Cordeliers, Franciscanos, lo que nos dice que estamos en fecha posterior a 1849. El edificio de La Perla ya está en pie y ha desaparecido el Rincón de la Sal, por lo tanto, estamos en fecha posterior a 1853. De modo que, según mis conocimientos, se podría fechar el plano entre 1853 y 1873. Así lo publiqué, junto a una reproducción, en la página de Facebook en la que nos juntamos unos cuantos frikis de la historia pamplonesa y varios de ellos, que son auténticas enciclopedias andantes, enseguida acotaron más. Así, uno señaló que en el plano en cuestión la plaza Consistorial figura como plaza de la Fruta, habiendo mantenido el agrícola nombre hasta 1866. Otro compañero vio que, adosado a la pared trasera del Pósito, tras el Ayuntamiento, figura en el plano una fuente que ha de ser la que diseñara José María Villanueva y construyera el cantero Inocencio Lipuzcoa y que fue instalada en tal lugar en 1856, si bien, más tarde fue trasladad a la calle Descalzos frente a la Belena, hoy calle Eslava. Por lo tanto, el plano lo fecharemos entre 1856 y 1866. Otro dato que alguien aporta es la existencia del Casino que estaba en la esquina de Plaza del Castillo con Espoz y Mina y que se remonta también a 1856. Un dato curioso que refleja nuestro plano y que yo nunca había visto es que nombra al paseo de Sarasate como Calle de Valencia, y solo es el tramo que va de Casa Baleztena a la Parroquia de San Nicolás. El plano a pesar de ser muy sencillo y estar dibujado a mano alzada, es muy rico en datos y seguro que lo podremos acotar más. Os mantendré informados.

El otro regalo es un folleto, editado en la imprenta de Serafín Argaiz, ubicada en la calle Mayor 55, en el que se reflejan los presupuestos del Ayuntamiento constitucional de Pamplona para el año 1919, alcanzando estos la nada desdeñable cifra de 1.311.234,31 pesetas, es decir 7.880,67 €. Ocupaba la alcaldía por aquel entonces Francisco Javier Arraiza Baleztena.

Los presupuestos presentan entradas un poco chocantes, al menos algunas. Así, por ejemplo, en el capítulo de pensiones vemos que la viuda de un secretario municipal percibe 1.000 pesetas al año, 6 euros, mientras que su marido en vida ejerciente cobraba 4.760 pesetas/año, 28,60 €, y la viuda de un inspector de la policía municipal cobraba una peseta diaria lo que hace una pensión de 365 pesetas/año, 2,20 €. Es curioso que, siendo tan bajas las pensiones, en otro capítulo estén destinadas 4.000 pesetas, 24 €, al “arreglo de retretes y urinarios en las escuelas de San Francisco”, ¡caramba, ni que tuviesen los niños un yacusi!

Hay otra entrada que no puede pasar desapercibida, dice así: Gastos que ocasionen los vecinos pobres que hayan de someterse al tratamiento antirrábico… 250 pesetas, 1,50 €. No sé qué quiere decir esto. ¿Vacunaban a los pobres por si mordían? Otra entrada dice: Lactancia de niños pobres… 4.000 pesetas, 24 €, o había muchos o comían mucho. Es curioso que en todo el presupuesto municipal no haya destinada ni una peseta a las fiestas de San Fermín, solo leo una entrada que dice: reparaciones en la plaza de Toros… 2.500 pesetas, 15 €.

Bueno, ya veis que los conceptos y los precios en 105 años han cambiado un poco. Aquella era una ciudad de poco más de 20.000 habitantes que acababa de tirar parte de sus murallas para empezar a abrirse al mundo.

Y ahora vamos a cambiar de siglo para plantarnos en la más rabiosa actualidad. Hoy, jueves, he salido de casa a media mañana y me he dirigido a la zona 0 para ver que se iba cociendo en los escenarios que en 8 días estarán como una olla a presión esperando que le quiten la válvula de seguridad. Para no llegar al meollo de golpe y porrazo, me he acercado por zona tranquila, he atravesado la siempre silente Argaray, he paseado la fresca y verde Media Luna y dejando a mi izquierda la tapia de los corrales de la Plaza de Toros, que ya huelen a burel y suenan a cencerro, he atravesado la pasarela del Labrit, esa infraestructura con nombre de cuplé: Pasarela La Bien Pagá. Por la trasera del retiro sacerdotal del Buen Pastor he tomado Dormitalería y he llegado a la Catedral. Ahí ya la calma a trocado en bulla. Curia era trajín de gentes en quehaceres cotidianos arriba y abajo. Mercaderes ya era otra cosa, ya era presanferminera por un lado: camionetas, carros, bidones de cerveza, fornidos repartidores, stress y sudor. Y netamente turística, por otro. Cada guía pastoreaba a su rebaño de guiris, todos parados en la curva de Estafeta, haciéndose fotos y haciendo fotos de todo lo que les rodea, mirando el suelo, la pared, el letrero, turisteando. He llegado a la Plaza Consistorial y la cosa se multiplicaba por N, todos miraban la fachada y, mirando el entorno, muchos comentaban: en la tele es más grande. Sí, señora, el día 6 a las 12 sacamos una plaza supletoria y ampliamos la que Vd. ve ahora. Eran las 11.59, así que he esperado un minuto y he fotografiado, como un guiri más, el reloj del ático municipal con las manecillas juntas indicando la hora que en 8 días hará estallar las gargantas, hará subir los brazos al cielo y nos dará el banderazo de salida para pasar 204 horas de diversión y de locura.

Y los guiris seguían afluyendo por doquier. Y.F.M.

Besos pa tos. l

Facebook : Patricio Martínez de Udobro

patriciomdu@gmail.com

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