De toda la vida, la leyenda urbana más popular y extendida en este país nos hablaba de la chica –la niña, para ser más exactos– de la curva,. Esa extraña mujer , una autoestopista fantasma que aparece y desaparece misteriosamente de las carreteras, causando terror o salvando vidas. Pues va a ser, que desde el 8 de julio de 2024, en Pamplona vamos a tener la misma leyenda pero con protagonista masculino. Ahora, con eso de la paridad, era lo más lógico que podía suceder.

Habían salido los de Don Salvador con esa fuerza que les caracteriza y haciendo pensar a todo el personal que con seis cebaditas en la calle puede pasar cualquier cosa. Ya saben, eso del encaste marca mucho porque son herederos de los juanpedros y tienen procedencia Jandilla así que tienes que esperar que se comporten como un mosquito, moviéndose nerviosos y zigzagueando buscando dónde picar.

Un resbalón en mitad de Santo Domingo, manada más o menos estirada y se plantan en la curva de la Estafeta. Ahí, debajo del púlpito privilegiado que tiene el pastor Miguel Reta para saltar y azuzarlos calle arriba aparece de repente un fulano con una chaqueta de color azul claro del que no sabemos ni de dónde viene ni a dónde va (me ha quedado muy Joselito o Los Panchos con su tema Vagabundo: “qué importa saber quien soy, ni de dónde vengo, ni por dónde voy; solo quiero que me des tu amor, que me da la vida, que me da calor...). Lo que sí sabemos es que cometió el error de su vida que, afortunadamente, solventará llevándose a casa un magnífica colección de fotos encima de un toro, debajo del mismo toro y, sí, también al lado de ese toro.

Hubo un tiempo en el que un grupo de corredores norteamericanos saltaban a la calle perfectamente vestidos con americana y un outfit elegante dando valor al hecho en sí de respetar al toro cuando plantaban sus reales a su lado. En este caso, me queda la duda de saber si el chico de la curva estaba por la labor de seguir esa tradición o, simplemente, compró la prenda de vestir para la boda de algún cuñado y se trata de amortizarla. Y ahora vete y busca una tintorería en estos días festivos para que te la vuelvan a dejar impecable.

En otra curva, ésta ya la que hace doblar el recorrido del encierro de Telefónica hacia el callejón de la Monumental pamplonesa, otro incidente pero esta vez sin chico. Y chica tampoco. El protagonista fue un negro bragado de 520 kilos que atiende por Desgreñado. Perdió las manos, se fue al suelo y tardó en levantarse. Al hacerlo pudimos comprobar que su cuerno izquierdo estaba para el arrastre y quizás eso y la extraña bondad que este año han mostrado los toros gaditanos libró a más de un inconsciente de marcharse a casa con un recado importante. Porque es de reseñar el noble comportamiento que, por una vez y seguramente sin que sirva de precedente, han tenido los animales que pastan en la finca La Zorrera: justo empujar al personal para quitárselos de encima y nada más.

Y eso fue de lo más reseñable en una mañana que, con los toricos de Medina Sidonia, prometía mucho y quedó en poco. Tensión y peligro siempre habrá cuando 500 kilos de toro andan deambulando por la calle durante casi tres minutos pero en estos SF2024 la galopada de los cebaditas, preciosa para quienes quisieron correr, pero descafeinada.

Que nadie se confíe ni se relaje. Volverán a Pamplona y la mocina los sufrirá porque ese instinto peleón se lleva en la sangre.