Llega septiembre y comienza el debate del Balón de Oro, con opiniones (y forofismos) para todos los gustos. Este año, al parecer, con Vinicius, Bellingham y Rodri como máximos candidatos. Y es evidente que el centrocampista madrileño parte con un gran hándicap, por una pura cuestión estadística: el palmarés del Balón de Oro, salvo excepciones muy aisladas, está casi siempre lleno de goles, porque donde esté un killer del área que se quiten los creadores de fútbol.
Y, así, aunque lo ganaron Beckenbauer, Luis Suárez, Platini, Zidane, Nedved o Modric (en 2018), las ausencias son muy llamativas –sin remontarse mucho en el tiempo, Xabi, Iniesta, Pirlo o Toni Kroos–. Y resulta un poco triste, porque se supone que vota gente que sabe ver no solo quién marca los goles sino quién los hace posibles. Con Rodri tienen ahora la oportunidad de no caer en las mismas injusticias de tantas ediciones anteriores de este premio.