Una de las fanfarronadas más habituales que se suelen leer en las redes sociales es una frase típica y tópica que se lanza al aire –para aparentar– cuando algo está muy de moda y todo el mundo habla de ello y muere alguien y la red se llena de mensajes, etc. La frase: “¿Soy el único que no ha visto jamás un capítulo de…? o “¿Soy la única que aún no ha escuchado…?”.

Son preguntas que sus autores lanzan para fardar, sin más, de que están fuera del alcance de las funestas tendencias o que no forman parte de la masa o que, qué sé yo, siguen formando parte de ese selecto grupo de idiotas que creen que por no hacer determinada cosa o no tener determinado gusto como la mayoría de sus paisanos son muy distintos a sus paisanos. Y sienten además la necesidad de hacerlo saber. Cosas de la antropología. Dicho eso, “¿soy el único que no ha visto nunca un programa de Pablo Motos o de Broncano?”. Jejeje. Yo es que por las noches y tardes noches me dedico en exclusiva a leer a Cioran. No, es broma.

El caso es que no miento, no les he visto, pero no creo que me distinga nada bueno por eso, simplemente nunca he visto a ninguno más allá de un minuto seguido, no sé los motivos, habrá bastantes. Con lo cual, ignoro por completo si el uno es tan tóxico como se dice por ahí o si el otro es tan guay o si, efectivamente, sintonizar un canal u otro o un programa u otro es un acto más de postura política y si ves a Broncano eres así y si ves a Motos eres asá. De hecho, la gran bronca que lleva más de un mes con quien gana a quien en las audiencias tiene lugar exclusivamente por cuestiones políticas, puesto que de no ser así sería un asunto que hubiese durado media semana. Así las cosas, es un motivo supongo que bueno para no querer participar de la cuestión y seguir ajeno a las excelencias y miserias de uno y otro, pero seguro que por culpa del ruido te pierdes cosas buenas.