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A la contra

Jorge Nagore

Café

CaféArchivo

La inminente llegada a la ciudad de la mayor franquicia mundial de cafeterías ha traído, como no podía ser de otra manera entre los vecinos de Villabien y Villamal, la consiguiente disputa acerca del establecimiento. Sucedió en su década con los primeros grandes centros comerciales, luego con las hamburgueserías de renombre universal y, cómo no, pasa ahora con el susodicho establecimiento, que despacha, entre otras cosas, cafés tamaño camión.

En las redes, cajón desastre de parte de la sociedad, ya se leen los Pues a mí no me van a pillar; No seré yo quien haga cola por un aguachirri; Antes muerta que cambiar mi cafetería de siempre o, el más habitual, Ojalá no duren ni un mes. En la acera de enfrente, en Villabien, mientras, los y las defensores del libre albedrío: Pues que cada cual vaya donde le dé la gana mientras no haga daño a nadie; En esta ciudad siempre los mismos contra todo lo que sea progreso y salir del aldeanismo; No sé qué habláis de precios si por un puto café solo enano y arcilloso te cobran en todas partes 1,40 o 1,50 o, ya puestos, Seguro que cuando salís de aquí con la boina a rosca es de los primeros sitios a los que vais en el extranjero.

Vamos, lo que viene siendo El Clásico pamplonés versión social, los que aprueban las novedades y la competencia frente a quienes prefieren lo de aquí y tienen poco apego por las multinacionales. Más o menos eso, resumido de manera gruesa, claro. El caso es que la cadena va a abrir el martes que viene en pleno centro de la ciudad y promete regalos para los 100 primeros socios, así que me temo que asistiremos de nuevo al grotesco espectáculo de las colas, aunque nada a sorprender en la ciudad de las colas por el calendario del Ayuntamiento o por un trozo de chistorra gratis o, ya con más motivo, por Pastas Beatriz o Larramendi. Veremos en qué acaba el café, pues este es territorio muy peculiar para casi todo.