Es la eterna historia de las dos Españas. La de las derechas y la de izquierdas; la del Real Madrid y la del Barcelona; la de Joselito y la de Belmonte; la de misa diaria y la anticlerical; la de Ortega y la de Machado. Y ahora la de David Broncano y la de Pablo Motos.
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Se veía venir; RTVE arriesgó un pastizal (28 millones de euros por dos temporadas) para conquistar la audiencia nocturna, territorio humano bajo dominio de El hormiguero, en Antena 3. El ente apostó todas las fichas al ingenio alternativo del cómico, que ya congregaba en La resistencia a un público heterogéneo, aunque reducido al consumo de los clientes de Movistar. Pero YouTube llevó los mejores fragmentos a todo el mundo. Broncano aceptó la contienda como una broma más… hasta que despertó a la realidad del juego sucio.
Las audiencias de televisión funcionan también como asesinas silenciosas. Unos porcentajes bajos acaban con el producto más ambicioso. No hay segundas oportunidades. Cuando La revuelta de Broncano superó al intocable Hormiguero, saltaron las alarmas y explotó el mal rollo. Recuperando lo peor del duelo a medianoche en el ring de la radio entre los periodistas José Ramón de la Morena y José María García (siempre las dos Españas…), Antena 3 parece que presiona a los invitados que quiere primero y en exclusiva. Jesús Cintora también ha denunciado estas prácticas por parte de García Ferreras, que trabaja para la misma empresa desde laSexta. El caso es que la gente de Motos ‘convenció’ al piloto Jorge Martín, campeón del mundo de motociclismo, evento que Atresmedia retransmite parcialmente tras firmar un acuerdo con el organizador, para que diera plantón a Broncano. Y de esos barros, estos lodos.
No voy a ser equidistante: yo prefiero a Broncano y su perfil entre afectivo y canalla. Ya me enganchó en La vida moderna, en la Ser, y no dejaba de sorprenderme en La resistencia con entrevistas fuera de toda norma y dando protagonismo al público. A Motos le he visto entre muy poco y casi nada. He escuchado y leído comentarios de famosos que afirman que nunca irán a su programa (quizá porque no les llaman…) o el caso de la actriz Mónica López, quien dijo que “ese señor (Motos), blanquea el fascismo”. Lo último es que en un alegato contra Broncano ha mentido dando por bueno un bulo. Estamos ante una revuelta en toda regla.