¿No será que usted quería algo con este señor?, pregunta el juez.

No, el juez Carretero no pregunta, pone en duda el relato de la mujer que ha interpuesto la denuncia. Elisa Mouliaá denunció a Iñigo Errejón por tres delitos sexuales. El juez abre una grieta en su declaración en sede judicial.

Aunque visto el tono, la elección de las palabras y el descenso al detalle gratuito en el resto de sus preguntas, este cuestionamiento que hace el juez a la víctima resulta hasta ligero.

Los últimos días se ha hablado de otras cosas, pero tanto como de esta, quizá no. Lo que hizo el juez Carretero con Elisa Mouliaá no fue tomarle declaración. Fue acosarla, violentarla y arrinconarla. La avasalló. La sometió a un interrogatorio, la puso contra la pared.

• ¿Le lamió los pechos?

• ¿Para qué cree que se sacó el pene?

• ¿Cuánto duró el tiempo que estuvo chupándole las tetas, tocándole el culo, el glúteo, todo eso?

• ¿Le intentó bajar las bragas?

• ¿Usted le dijo que parara? Que me dejes en paz, que no me toques… ¿Dijo algo de eso?

La denunciante parecía la acusada. La víctima volvía a ser víctima, ahora del juez. Carretero cuestionó también que estuviera ebria como ella tuvo que explicar en varias ocasiones. La tuvo en pie la hora y media que duró el tercer grado. “Hasta en los interrogatorios a etarras o asesinos se les deja sentarse y una botella de agua” indicaron fuentes del Consejo General del Poder Judicial a la SER.

• ¿No será que usted quería algo con este señor?

El juez Carretero se pasó por el forro de la toga el SOLO SÍ ES SÍ. Se pasó por el forro el hecho de que la legislación española se basa en el consentimiento.

Tras recibir cerca de mil quejas y denuncias sobre su actuación el Consejo General del Poder Judicial le ha abierto una investigación. Él afirma que hizo bien su trabajo. La expresión de la asistente que está en la sala judicial detrás de Elisa Mouilaá es poesía.