Suele argumentar Tomás Roncero que el Real Madrid ha ganado en los últimos años más Champions que Ligas, cosa que es cierta, porque los arbitrajes en España van contra su equipo, cosa que no solo es falsa sino que es no querer admitir una obviedad: la falta de regularidad del Real Madrid, un equipo que en los momentos claves de la Champions lo da todo, como un killer, pero que en la Liga sestea mucho y se deja a menudo puntos inverosímiles ante rivales impensables, como le pasó ayer en casa ante el Valencia. Reconocer que la persistencia que exige la Liga, con sus 38 jornadas, no es la gran virtud del equipo no debería de ser tan difícil, porque se compensa de sobra con esa manera de competir en la Champions, en la que siempre es favorito por la sencilla razón de que en sus eliminatorias y en sus finales es como un alien: no hay manera de acabar con él. Y no se puede tener todo en la vida.