San Fermín, todo el año. O casi todo. Entre la escalerica y el turismo que recorre el tramo del encierro, la presencia de las fiestas en la vida de la ciudad de Iruña se extiende mucho más allá de los 9 días de julio. Creo que al menos una vez habría que recorrer las ciudades a las que viajamos desde el punto de vista de quien las habita. Sería un buen ejercicio. Poner la mirada en el vecino o vecina y no en el turista o viajera.

Seguro que veríamos otras muchas cosas, menos turísticas y más vividas. Y nos daríamos cuenta de que no siempre es fácil la convivencia entre vivir y viajar. Aquí da la sensación de que quien nos visita cree que estamos de fiesta todo el año y se queda poco más allá del recorrido del encierro. Como si Iruña no fuera mucho más. Que lo es. Pero también es cierto que en esta ciudad la presencia de la fiesta marca el calendario. Ahora, cuando arranca mayo, los Sanfermines sí o sí empiezan a estar en todas partes. Ya tenemos los posibles carteles, para debatir, generar opinión y lanzar peticiones para que se vote a uno u otro porque hoy en día nada es anónimo del todo. Da pena que para cuando llega el cartel ganador ya no hay factor sorpresa.

Eso era antes, cuando un jurado profesional y capacitado elegía el que consideraba el mejor. También ahora es la sociedad la que decidirá en los próximos días la persona o entidad que lance el Chupinazo el 6 de julio. Y lo hará entre las candidaturas propuestas por la Mesa General de Sanfermines. Será previsiblemente el 17 de junio cuando se haga público el resultado de esta votación popular. Tampoco habrá mucha sorpresa según quien opte. Y hasta que llegue ese día, compraremos boletos en la Tómbola. Lo dicho, Sanfermines todo el año, o casi.