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Polarización de la Justicia

La tracción hacia posiciones extremas y confrontadas en la política española puede ser indeseable, pero su traslación hacia el ámbito del Poder Judicial es el mayor atentado a su independencia

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La actividad política en el marco del Estado español viene muy condicionada por la dinámica de polarización, que inhabilita el debate de las necesidades reales del bienestar ciudadano en tanto las posturas están sometidas a la conveniencia de los partidos y su pulso por la consecución del poder.

Pero, siendo esto un problema severo, se está produciendo una irresponsable traslación de las estrategias de confrontación y descrédito al ámbito del Poder Judicial. El anuncio de propuesta de nueva fiscal general del Estado ha permitido comprobarlo de nuevo desde este martes.

Teresa Peramato es hasta la fecha la fiscal jefe de la Sala Penal del Tribunal Supremo y atesora una trayectoria profesional reconocida muy asociada a la lucha contra la violencia machista. Su cualificación no ha sido puesta en cuestión hasta la fecha pero no ha tenido ningún peso a la hora de ser valorada su candidatura por los partidos políticos y, lo que resulta más decepcionante, por las organizaciones fiscales y judiciales que han dado su opinión.

A Peramato se la ha valorado ya en función de quién la nombra, como explícitamente proyectaban ayer desde el PP su secretario general, Miguel Tellado, y el consejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid, y desde Vox su presidente, Santiago Abascal y su portavoz en el Congreso, Pepa Rodríguez de Millán.

El común denominador de todos ellos es sembrar sospechas sobre la futura fiscal general y sobre la legitimidad del procedimiento reglado par su nombramiento por un razonamiento meramente político que pretende desacreditar el funcionamiento de las instituciones según quién ocupe su responsabilidad. La cualificación técnica y profesional queda así superada por la afinidad ideológica.

Pero más preocupante resulta que sembrar afinidades o sospechas sea también una práctica de las propias asociaciones de fiscales según su adscripción, A Peramato la aplaude su asociación -la Unión Progresista de Fiscales- pero extiende sobre ella la sombra de la duda la rival Asociación Profesional e Independiente de Fiscales por el hecho de haber presidido la anterior y destacando en su interpretación la comilitancia con el fiscal saliente, García Ortiz. Reproducen sistemáticamente la polarización de criterios las diversas asociaciones de jueces y colaboran así a extender la duda sobre su neutralidad.