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Editorial

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Nuevos retos en el empleo

La evolución del mercado laboral en el Estado sigue siendo positiva, la temporalidad continúa reduciéndose, pero el horizonte encara retos en materia de cobertura de la oferta y de calidad

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El informe sobre el mercado laboral en el Estado, que realizan cada tres meses la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) y BBVA Research muestra en su última edición una evolución positiva en términos generales del empleo, pero no deja de mostrar problemas recurrentes y cada vez más enquistados que demandan ser encarados.

En primer lugar, es preciso decir que los datos púramente técnicos son positivos: lo es la afiliación al alza, reflejo de un incremento de la actividad, y lo es la constante reducción de la temporalidad en el mercado, que identifica una mayor estabilidad para las y los trabajadores. De hecho, este último aspecto ha tenido una evolución altamente positiva al reducirse en más de un tercio, desde la entrada en vigor de la última reforma laboral.

Sin embargo, no cabe perder de vista que, en relación a los datos de temporalidad de las personas asalariadas que maneja la OCDE, la media de estos países está aún muy por debajo de la del Estado. Junto a ello, se está revelando un fenómeno preocupante relacionado con la disponibilidad de recursos de las y los trabajadores. Según datos del INE, prácticamente uno de cada nueve asalariados se encuentran por debajo del umbral de probreza pese a disponer de empleo. Un fenómeno asociado no solo a la remuneración de esos empleos en términos de valoración salarial, sino a la dimensión de la jornada y a la cualificación del trabajo desempeñado. Lo que entronca con otro riesgo identificado por el estudio sobre el mercado laboral conocido ayer: la carencia de perfiles de niveles de formación superior respecto a las necesidades del mercado. Contra la imagen que se puede tener del empleo desempeñado por inmigrantes –y con independencia de que encuentren acomodo en los sectores de menor cualificación que no demanda la población local– lo cierto es que su incorporación en los últimos años ha permitido sostener la tasa de relevo también en el empleo cualificado.

Hace 25 años, había 3,5 menores de 30 años con formación superior por cada trabajador mayor de 55 con ese perfil; sin embargo, en la última decada, hay solo uno. La demanda de estos perfiles no va a ser satisfecha si no se recupera la formación superior que permita un relevo natural por razón de edad. Otro factor que apunta a la prolongación de la vida laboral.