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A los empleados de Port Aventura

a través de estas líneas me gustaría compartir mi experiencia como profesor del colegio Hilarión Eslava de Burlada (Navarra), que ha acompañado a sus alumnos de sexto de primaria al viaje de fin de curso a Port Aventura. Los hechos ocurrieron el viernes 11 de junio, cuando alrededor de las 11 de la mañana, varios alumnos y yo nos montamos en una de las atracciones llamada Furious Baco, en la que mi cartera salió volando, cayendo en un jardín cercado bajo la atracción.

La cartera cayó al jardín que rodea la atracción, jardín al que no hay acceso público, pero era perfectamente visible, puesto que se encontraba a un metro de la valla, y quedó cerrada, por lo que se encontraban dentro todas mis pertenencias (DNI, 40 euros, carné de conducir, tarjeta de crédito y llaves). Testigo de ello, los profesores y alumnos que me acompañaban, además de dos empleados de Port Aventura y diferentes turistas. Pedí que me abrieran la puerta para recuperar mi cartera (en 5 segundos lo hubiera hecho), pero desde atención al cliente me comunicaron que por motivos de seguridad no podía acceder al jardín, pero me aseguraron que en cuanto se parase la atracción (bien a lo largo del día por motivos técnicos, bien al final de la jornada), recuperaría mi cartera con todo su contenido (dado que había caído perfectamente cerrada).

Pese a que el fin de la jornada estaba previsto a las 19.00 horas, me comunicaron que ese día, por motivos que ignoro, retrasaban el cierre hasta las 19.30 horas, hora a la que no pude esperar puesto que el bus de vuelta a Pamplona partía a las 19.15. Por ese motivo, tras la pertinente reclamación escrita, y pese a tener la cartera a 1 metro de distancia todo el día, dejé mi cartera perfectamente visible en el jardín cercado que rodea la atracción, con la explicación de que en los próximos días recibiría su contenido íntegro (DNI, 40 euros, carné de conducir, llaves y la tarjeta de crédito).

Finalmente, el 15 de junio recibí la notificación de Correos para recibir por fin mi cartera, pero me encontré con la desagradable sorpresa de que el sobre que habían enviado desde Port Aventura contenía únicamente el DNI y el carné de conducir, no así la propia cartera, el dinero, la tarjeta de crédito ni las llaves. En ese mismo momento llamé a atención al cliente de Port Aventura para que me dieran algún tipo de explicación, pero su única respuesta fue que me habían enviado lo que habían encontrado (sí, curiosamente había aparecido el DNI pero no la cartera que lo contenía) pese a que, como he señalado, la cartera cayó a un jardín cercado pero visible, y estaba perfectamente cerrada.

Lo doloroso de esta historia no es quedarme sin 40 euros, tener que anular la tarjeta o cambiar la cerradura de casa, sino sentirme engañado y robado a la cara, ya que tengo la certeza de que desde que se recuperó mi cartera hasta su posterior envío, alguien decidió quedarse con algún souvenir.

Alguien, por supuesto, perteneciente al parque, sacó esos 2 documentos de mi cartera y se quedó con el resto.

Lo lógico sería que averiguaran quién fue, ya que por lo que me dijeron poca gente tiene acceso a esa zona vallada, pero no es así. Prefieren darme largas o culparme de lo sucedido a mí, sin importarles tener el enemigo en casa.

Ése es el trato que da Port Aventura a sus clientes, clientes que, en el caso del colegio para el que trabajo, lleva acudiendo con sus alumnos desde hace más de 10 años, y que se merecen una explicación de lo ocurrido.

Espero sirvan estas líneas para exigir una mayor diligencia a los empleados de Port Aventura con las pertenencias ajenas.

Eduardo Piquer, Fernando Iturgaiz y Pilar Pedrajas

Profesores del CPEIP Hilarión Eslava de Burlada