El pasado viernes, día 14 de octubre, apareció una carta en DIARIO DE NOTICIAS, firmada por Maite Bienzobas Lasheras, en la que se quejaba del trato recibido por el párroco de Arguedas y Valtierra.
Comprendiendo la dolorosa situación anímica que siempre conlleva la muerte de un padre, desde este gabinete debemos aclarar.
Canónicamente, para decir tres misas el mismo día hace falta un permiso especial. Resulta que el sacerdote aludido es párroco de Arguedas y Valtierra, lo que le obliga a decir 6 misas cada fin de semana; ésta es la razón por la que don José Miramón, dijo, desde que tuvo que hacerse cargo de las dos parroquias, que no habría misas los domingos por la tarde. Es una norma de la iglesia, no una decisión del párroco.
Maite Bienzobas tenía la ilusión de hacerle una despedida homenaje a su padre porque era una persona muy especial en Arguedas. Y como el padre falleció en Barcelona y el cadáver no llegaría a Arguedas hasta el domingo, es por lo que quería hacerle el funeral homenaje el domingo por la tarde.
El párroco le dijo que él no podía celebrar misas los domingos por la tarde, porque, de ser así, ese fin de semana tendría que decir 8 misas, lo cual es una barbaridad. Maite argumentó que conocía sacerdotes que podían decir la misa, pero el párroco dijo que eso llevaría a agravios comparativos con otras familias que no dispusiesen de sacerdotes. Que lo que se podía hacer era retrasar la misa de 12.30 a 13.30 horas, ya que la funeraria decía que el difunto estaría en Arguedas a las 9 de la mañana -como así fue- y que incluso, después del funeral de las 13.30 horas, se podía llevar el féretro al tanatorio y hacerle allí el homenaje hasta las 17 horas que sería el entierro. Los responsables del tanatorio estaban de acuerdo con este planteamiento, pero Maite se negó.
Es evidente que los tiempos han cambiado. Antes teníamos dos curas para un pueblo, y ahora tenemos dos pueblos (y más) para un cura. Obviamente, muchas atenciones que antes se tenían, ahora son imposibles de realizar.
Lamentamos el disgusto de Maite Bienzobas, a la vez que la invitamos a ser comprensiva con don José, que tiene que multiplicarse para poder llegar a todos.