Me dirijo a usted como máxima responsable de todos los departamentos del Gobierno de Navarra, que, de todas formas, trabajan bajo su autoridad y tutela.

Soy el padre de una persona minusválida que, según certificados del Departamento de Bienestar Social, tiene un grado de minusvalía del 83% y un nivel de dependencia clasificado como gran dependiente nivel 2. Esto significa, como puede usted suponer, que no puede mover las extremidades, ni pies ni brazos, y que permanece a duras penas en una silla de ruedas durante el día.

Hasta ahora, mi hija recibe la cantidad de 390 euros para ayuda en el hogar, además de una subvención para poder acudir a un centro de día previo pago de 136 euros. La ayuda en el hogar se emplea en una persona que le cuida y le prepara durante unas horas al día hasta que va al centro de día.

Cuando las cosas vienen mal dadas, iniciar los recortes por la parte más débil de la sociedad, que son los minusválidos, me parece como mínimo, lamentable. ¿Qué ocurre? ¿Que éstos no pueden protestar ni ir a manifestaciones ni se les va a notar? Tranquilos, que no pasará nada.

Me produce vergüenza ajena que los responsables de este Departamento de Bienestar Social (¿y a esto le llaman bienestar social?) sean capaces de emitir la Orden Foral 103/2011, con esta frialdad sin tener en cuenta, entre otras cosas, los sentimientos de estas personas.

Por todo esto y más, me dirijo a usted y apelo a su sensibilidad, que le supongo, para que haga uso de su autoridad y anule esta orden foral que creo no debió nunca de emitirse.